sábado, 22 de abril de 2017

Kia Rio

Si vas a comprarte un utilitario sencillo yo optaría por un Kia. Kia desembarcó en España con un anuncio protagonizado por Antonio Resines en el que decía “¡Quiá!”.


Ha llovido mucho desde aquello. Imagino que lo primero que querían hacer era grabar el nombre de una marca nueva en nuestro mercado. Para eso, si sabes algo de estas cosas, lo que hay que hacer es repetir, repetir, repetir, repetir. Lo que hago yo.

Dado que he conocido a tanto millennial que ya no me caben más en los bolsillos, conozco tanto sus virtudes como sus defectos. Sus virtudes son evidentes: tienen luz en la mirada, tienen sueños, nobles objetivos; se visten de forma fina y en algunos casos incluso elegante, aunque son los más contados. Tienen voluntad de hacer cosas medianamente positivas para la generalidad y no sólo piensan en su bienestar pasando por encima del vecino, cosa que hacen otras razas menos avanzadas.


Sin embargo, también tienen defectos: son inconsistentes y dispersos. Tienen mucho potencial pero no tienen una estructura personal que dirija sus energías hacia donde deben ser dirigidas. Están a uvas. Están demasiado fascinados por sí mismos, cayendo de forma fatal en la vanidad. Son demasiado infantiles, aunque ese sea un estadio evolutivo y por tanto necesario. En resumidas cuentas, un millennial es un buen fichaje pero de la cantera, necesita ser entrenado.

Como ojeador, he conocido muchos millennials e incluso he llegado a negociar sus contratos. ¡Cristo bendito! Piden autenticas millonadas por dar dos patadas al balón. Creen que el talento lo es todo y que el trabajo duro es para los que no tienen talento. ¡Qué equivocados están! Por ese motivo, al final, he fichado poquísimos.


Yo, como Mourinho, valoro más el trabajo que el talento. A ver, entiéndeme, a alguien con cero talento ni lo miro. Claro está. Pero dado que sólo miro a los que tienen talento, de ese saco sólo elijo a los que demuestran compromiso, capacidad de sacrificio, paciencia. Esos valores que el millennial medio ve como de abuelo pero que yo entiendo que son valores claves. Sin eso el talento se desvanece.

Tanto quiero a los millennials que los trato a patadas. ¡Tibias caricias me parece insultar! Las tibias caricias son para el que no puede aspirar a un premio mayor que ese. Y yo quiero un equipo competitivo. Igual me paso, porque eso de la competitividad ha quedado anticuado. Pero hacer cosas buenas nunca pasará de moda. Y para hacer cosas buenas se exigen los valores que demando, inclemente.


Los millennials están en un punto crucial: o evolucionan de su estadio infantil o quedarán en el basurero, junto a la raza dominante que les precedió. ¿Ves, millennial, por qué la constancia es tan crucial? Porque si no nunca podrás dejar de jugar a que vives en Sexo en Nueva York.

¿No has jugado ya suficiente? ¿Cuándo te vas a poner a trabajar? Mira que el mercado de fichajes se cierra en 3, 2, 1...