¿Por qué hablo de una cosa tan coñazo
como un banco? Porque ayer vi una campaña del Santander que me llamo
la atención. No, en serio.
Cuando murió Emilio Botín (porque
murió, ¿no?) vi en la tele o no sé dónde que su hija tomaba el
control del banco. ¡Cosas buenas había en los ojos de esa chica!
Bueno, señora: chica-señora. Una chica con los modales de una
señora y una señora con la chispa en los ojos de una chica. Ya
sabéis, ese combo que todas buscáis pero no es tan fácil, ¿eh,
zorras?
Me pareció un buen signo. Y ayer vi no
sé dónde (yo no sé dónde veo las cosas, por lo que parece) una
campaña cuyo concepto era por cuánto venderías una experiencia que
hayas tenido; te damos tanto pero tienes que olvidar esto que has
vivido y pasará a ser de nuestra propiedad. ¡Coño! Como la peli
indie aquella con tanta pegada pero que hoy se me hace muermo,
Eternal Sunshine of the Spotless Mind. No pongo su título en
castellano por decencia.
Como concepto se me hace facilón y
blablabla porque yo soy la polla y blablabla. Pero aparte de eso,
tengo que decir que me parece muy osado para un banco. Y más para el
Santander, El Corte Inglés de los bancos. ¡Vaya huevos! Hace pensar
en qué vale más, la vida o el dinero. ¿Esto es lo que va diciendo
ahora el Santander? Qué tíos.
Bankia con sus anuncios se hace el
sueco; no hablan del fiasco que sus movidas nos han costado a todos.
Se hace el hipster y te pone anuncios epatantes, para que en tu
infantil ensoñación olvides que nos han dado por el ano hasta que
hemos sangrado. El Santander, en manos de esta chica que tanto me
gusta, nos dice que ha reflexionado un poco sobre la cuestión. No
nos pone renta básica pero nos dice que está pensando en la movida.
Muy bien.
Me parece una campaña muy de señor,
de gente con clase. Hasta ahora yo pensaba que el Santander era el
contenedor de cuñados de España. Ahora pienso que igual no. Pienso
que ahí dentro igual hay gente que piensa.
Tampoco soy un pies negros de Lavapiés;
esos no perdonarán jamás las afrentas cometidas por los bullys ni
locos. ¡Ni locos! Pero yo, como me interesa más la pasta que
tumbarme al sol en Lavapiés, pongo bien al Santander.
Ey ¿qué quieres? Me gustan las damas.
Es lo que más me gusta de todo.
Si tengo un punto débil es ese.