Hoy empezaremos un Especial Pequeños
Negocios. Fíjate que he dicho “pequeño negocio”, no “startup”.
Tiendas. Tiendas, vamos. Lo que siempre ha sido una tienda, vaya.
Esta tienda es una pizzería y se llama
En Guay Sí. ¡Vaya nombre! ¿Qué quiere decir? ¿Que en la casilla
de guay sí que sí, en esa casilla sí jugamos? Yo pensé que era
eso y me pareció muy la polla, saltarse la gramática tan a la
torera.
Pero no, es NYC dicho en castellano. En
Way Sí. En Guay Sí. Bastante la polla también. ¿O no?
Se llama así porque se precian de
hacer la pizza como en La Gran Manzana, esto es, muy grandes y muy
finas. Aquí las pizzas suelen ser más pequeñas y más gorditas,
pero en Nueva York se hacen muy grandes y muy finas.
Yo estuve en Nueva York. No quiero que
te entre la envidia ni nada, que parece que cuando lo digo la gente
se pone así como en plan “ya está el típico que va presumiendo”.
No presumo. Te digo que estuve en Nueva York. ¿Te quieres callar y
escuchar?
Nueva York, como ciudad, no me gustó
mucho. Muy agobiante y muy... Muy agobiante, tío. Pero en Nueva York
aprendí a ir comiendo por la calle. A mi comer y andar a la vez me
parece cojonudo porque no paro quieto y estar sentado comiendo me
agobia, casi tanto como Nueva York. Pero allí la peña como estaba
pirada y atacada iba comiendo por la calle, así que me adapté a eso
a las mil y una maravillas.
Parecía un neoyorkino más. Yo nací
para comer y andar a la vez. Comí de todo: pizza, calzones,
perritos, lacitos de esos con los que se atragantó Bush... Esta
parte de Nueva York me encantó. Lo mejor de Nueva York es que la
gente come y anda a la vez con la misma naturalidad con la que lo
hago yo.
Aquí en Europa vamos de relajados, de
cuna de la civilización, pero eso de sentarse a comer a mi no me
gusta. ¿Qué pasa, que me tiene que gustar todo lo que hay en
Europa? Tonto sería. Unas cosas me gustan y otras no me gustan.
Así que tener cerca de casa esta
pizzería que evoca una forma de comer que conecta tanto conmigo me
parece guay. ¡En Guay Sí!