Los novatos no sólo se tomaron la
revancha, sino que ahora van a hacer una revolución. Jesús. Estos
millennials no pueden parar quietos.
Me acabo de comprar la segunda de la
trilogía de los Novatos, que no la tenía. La primera ya la
conocemos todos. La tercera va de que el novato principal reniega de
su genética novata y se vuelve atleta. Bueno, rollo chulito y tal.
Despreciando a los novatos. Pero al final entra en razón y arrastra
consigo incluso al jefe de los atletas al fuero novato.
¡No hay nada más despreciable que un
novato traidor! Todos los novatos lo sabemos. No lo decimos porque
acusar a alguien de traición a la ligera es una cosa muy grave. Pero
todos tenemos una lista de novatos traidores con sus nombres en rojo.
Cuando nos reunimos con otros novatos leales al novatismo compartimos
información para saber quién no es de fiar.
Los novatos traidores llevan sobre su
pecho una letra escarlata, pero es invisible a los ojos de los
atletas. Los atletas saltan muy alto pero no tienen visión novata,
una característica imprescindible en el siglo XXI. Así a que ellos
los novatos traidores se la dan con queso, pero a los novatos leales
no nos la dan. Los novatos leales estamos muy enfadados con los
novatos traidores.
Que un atleta te cuelgue del mástil de
la bandera de los calzoncillos no pasa nada, hasta tiene gracia. Me
ofrezco con alegría a los atletas para que me cuelguen. Es como la
tauromaquia, una tradición que tampoco es plan de extirpar de raíz.
¡Pero un novato no puede hacerlo! Además, los novatos traidores no
tienen en cuenta una cosa: a ellos se les puede partir la cara,
porque no son atletas. Si es que encima son tontos.
Los novatos traidores, en resumidas
cuentas, son una cosa muy mala, como bien sabe Pelotilla, uno de los
novatos de la película.
Si metes el Código Konami en Google
Maps te salen geolocalizados todos los novatos traidores en el mapa.
¿No lo sabías? Es un hack de Pointdexter, uno de los novatos
leales.
No sé si se puede hacer también en el
GPS del coche, para atropellarlos.
Pero bueno, si arrollas a una bicicleta
casi seguro que te llevas por delante a un novato traidor.