Tampoco es que esto cambie nada. Fritos
más grandes con otro sabor ligeramente distinto. Nada nuevo bajo el
sol.
Casi prefiero los Fritos más pequeños,
porque caben más y a mi me da como más gusto cogerlos. Por otro
lado, el sabor a la parrilla de estos no descubre la rueda. Están
bien, pero no hay un motivo de peso para que existan.
La experimentación es la madre de la
creación. No, es mentira. ¿No lo sabías? Te llevan engañando
todos estos años. La madre de la creación es no hacer muchas
tonterías y rezar a Dios para que todo salga bien. Esa sí es la
madre de la creación, amigo.
Está claro que si le echamos nata,
orégano y vinagre al filete obtendremos nuevos sabores. Yo, este
verano, traté de freír patatas con aceite de soja en vez de con el
de oliva. Para que te aproveches de mi know how, te diré que si
haces eso el aceite de soja se convertirá en engrudo y atrapará a
las patatas como el chapapote a una gaviota. Te lo digo para que lo
sepas.
Experimentar es divertidísimo. Yo
hasta diría que es el motivo por el que estamos aquí. Sin embargo,
bueno, tampoco vayas a hacer lo del aceite de soja. No sé si me
explico.
Para lo del aceite de soja estoy yo,
que me encanta que me exploten los matraces en la cara. Pero tú sé
más sensato. Zapatero, a tus zapatos. Tú obsérvame ir y venir y
dibuja un patrón. Y cuando veas que ese patrón aparentemente
errático cuando te alejas se parece y mucho a la sección áurea,
vuelve a mi y arrodíllate, insecto.
Yo te lo digo por respetar las
jerarquías.
Lo de experimentar es para corazones
fuertes. Cuando experimentas, la cabeza se te llena de dudas. Piensas
en lo que va a decir este o aquel de ti. Piensas en el ridículo tan
espantoso que vas a hacer. Piensas que en el país de los tontos el
rey eres tú. Por eso te digo que si no tienes un corazón poderoso
que dome tu mente en vaivén no podrás pasar de sota caballo y rey.
Pero, como te digo, para esas labores
tan de chérif aquí estoy yo.