viernes, 7 de abril de 2017

El Incal

Hoy hablaremos de esas cosas que se supone que te tienen que gustar pero, en realidad, no sólo no te gustan, sino que yo diría que hasta te dan asco. Una de esas cosas es El Incal.


El Incal tiene unos dibujos que me dan grima. El tal Moebius dibuja que entristece. Hombre, alguien que en vez de su nombre normal se inventa “Moebius” para firmar no es de fiar. Es evidente. Es como Raúl, que ahora se ha empeñado en que le llamemos Slim Smooth. Pues Raúl es tonto. La gente que se pone apodos a sí misma es tonta. Los apodos te los tienen que poner los demás y tú no te tienes que dejar. ¿Qué eres, una niña?

Y luego Jodorowsky qué os voy a contar. El capitán de los memos. El rey del ridículo. Un idiota mayúsculo.


No hay nada más triste que dar con cuatro verdades del barquero y levantar una carrera sobre ello. Si jugásemos a quién tiene más jeta estaría bien, pero yo no juego a eso.

Jodorowsky es el idiota que va de profundo para ligar. Y cuando consigue engañar a una desgraciada le pone los cuernos argumentando asuntos del alma. Y si la tipa es suficientemente retrasada traga. Así, hasta que explote.


Alejandro es escoria. Pero escoria de la de peor clase, que es la escoria que va de oro. Todos los tíos conocemos los trucos de Alejandro, pero no los utilizamos porque nos vestimos por los pies. No como Alejandro, que si no es homosexual le queda muy, muy poco.

Sumando toda esta bazofia humana obtenemos El Incal, que es un tebeo que la crítica tilda de “El Star Wars latinoamericano” y a todos nos da la risa cuando lo hace. ¡Cristo bendito! Yo no soy muy de Star Wars, pero medio fotograma de Star Wars se mea en todo El Incal.


El Incal, básicamente, es un coñazo, como sus autores. Todo lo latinoamericano es un coñazo, tiene esa tristeza encima que todo lo impregna. A El Corto Maltés le pasa lo mismo. A Mafalda también, pero como es tan maja y divertida da igual. Mafalda sí mola. Deberían aprender los demás.

¿Que por qué tengo El Incal entonces? Porque yo tampoco soy inmune del todo al engaño. Pero con los años cada vez menos, eso también te lo digo.