jueves, 6 de abril de 2017

Más gente peligrosa – Vázquez

Hoy intentaremos dirimir si Vázquez era un genio o un puto fraude. Un soneto me manda hacer Violante, madre mía.


Yo diría que fraude-fraude no era. Sus historietas tenían gracia y, no sé, estaban suficientemente bien, llegando al notable como poco.

Me temo que la genialidad de Vázquez ha creado más leyenda por su estilo de vida que por la calidad de su trabajo. Cuando existe Coca-Cola (Ibáñez) necesitamos una Pepsi que la combata, porque, oye, nosotros somos muy listos. No nos vamos a tragar el rollo Gran Hermano de aceptar sólo una opción. Así que aunque Ibáñez no tiene peros buscamos a uno que fuera todo lo contrario a Ibáñez. Ibáñez era diligente y le salían las ideas a chorros. Vázquez era vago y nunca entregaba las páginas que acordaba.


La leyenda de Ibáñez no tiene interés alguno. Un chico callado con mucho talento y que trabajaba mucho. ¿Qué interés dramático tiene eso? Vázquez, sin embargo, era un putero para el que el trabajo era una manera de pagarse las putas. Eso tiene mucho más drama. Al vulgo nos interesa el drama.

También te digo que si buscas inspiración en un auteur genial es mejor pillarte a Vázquez. Vázquez tiene toda esa maldición encima tan interesante en el mundo del arte. Nos consuela pensar que Vázquez era un incomprendido, como nosotros, cuando en realidad todo el mundo lo comprendía perfectamente: Vázquez no pagaba el alquiler.


Si me permites una recomendación, cosa que yo no permitiría, te recomiendo que en privado adores a Ibáñez y en público a Vázquez. Si adoras a Ibáñez en privado tu trabajo saldrá ganando, y por lo tanto tu cartera. Sin embargo, en público es mejor que adores a Vázquez, porque a la gente le encantan los canallas. Así la gente pensará que tú también eres un canalla y te dejará en paz. Si fueras un buen trabajador se te echarían encima, porque les recordarías que ellos son una puta mierda.

A mi de pequeño jamás me gustó Anacleto y sí Mortadelo. Fin de la cuestión. Vázquez te gusta cuando eres mayor y sabes lo que es una puta. De pequeño prefieres a un tipo que se disfraza de muchas cosas distintas. ¡Qué divertido! Las putas, sin embargo, hacían que se te pusieran las orejas rojas y eso no molaba nada.


Pero de los autores se aprovecha todo, como de los cerdos. Claro que sí. De cada cual, sea o no una verdadera estrella, tienes que sacar lo mejor que tenga y añadirlo a tu arsenal personal. Además, robar ideas diciendo que “es un homenaje” es un proceder sádico que a mi por lo menos me encanta.

No te quiero descolocar tus prioridades, pero después de haber estudiado a ambos autores profundamente yo me quedo con Ibáñez. Ahora, tú mismo.