Hoy impartiremos cátedra sobre una
categoría de películas muy especial: la que el vulgo siempre dice
que “es una mierda” pero si te fijas bien te das cuenta de que no
está tan mal.
Power Rangers es una serie
pretendidamente cheesy, así que decir que “es una mierda” porque
es cheesy te delata como mierda a ti. Eso, de entrada.
¡Punto número dos! Si te acercas al
cartel, como yo he tenido la delicadeza de hacer, te das cuenta de
que los trajes de los héroes no están nada mal. Están bien
diseñados y son modernos, sin perder el toque juvenil que distingue
a la serie original. ¡Buena señal!
Los monstruos de detrás también están
bien. Lo de los trajes no ha sido una casualidad. Se aprecia una
consistencia.
Si el proyecto no hubiese sido
ilusionante los trajes estarían mal diseñados, porque cuando algo
no te ilusiona lo despachas rapidito y pasas al siguiente proyecto.
Os creéis que esto de la moda es un asunto baladí, ¿eh? Pues no,
exige más inteligencia todavía que el CSI.
Con esos dos datos, ya veis con qué
poco, anticipo una película de 7,7. Una película de 7,7 de los
Power Rangers equivale a una de 8,8 de JFK. Con JFK las cosas te
salen bien sin apenas esforzarte, porque el tema lleva todo el peso.
Pero sacar un 7,7 en algo que es poco más que humo exige verdadero
talento.
Total, que no os diría que fueseis
corriendo al cine a verla, pero sí que podrías llegar a pagar 5,50
€ por el DVD de segunda mano. 6,50 € si el Blu Ray.
Igual no tanto, pero bueno, lo que
quiero decir es que esta peli tiene pinta de no estar mal. Y una
película cheesy que consigue no estar mal tiene más mérito que una
no cheesy que está bien sin más. Aquí usamos baremos avanzados.
A mi los Power Rangers me horrorizaban,
igual que Bioman, pero bueno. Mis gustos son una cosa y la calidad es
otra. No confundamos.