El mundo de la segunda mano es un mundo
extraordinario. La falta de garantías queda suplida por la magia de
lo inesperado. Así que imagínate qué guay cuando me encontré este
periodo de prueba de dos días para Xbox Live dentro de no sé qué
juego que compré.
Lo gris eso que hay que rascar para ver
el código está sin rascar, así que imagino que esto seguirá
siendo válido a día de hoy. Lo que pasa es que nunca encuentro el
momento para usarlo. ¿Cuáles son esos dos días perfectos? Tengo
que buscar 48 horas en las que no haga otra cosa que jugar on line al
Street Fighter IV.
Me temo que nunca los encontraré.
Primero porque yo ya no estoy para esos trotes, ya no soy ese
adolescente que puede pasar 48 horas jugando a la consola tan
panchamente, yo con 20 minutos al día ya me cuesta. Y segundo porque
antes de jugar on line prefiero irme al puerto a pelearme a navajazos
por una bolsa de garbanzos, porque es un ambiente más refinado que
Internet. Internet es el peor arrabal en el que te puedes meter,
todas las emociones socialmente inaceptables están en Internet. Por
eso es tan peligrosa y tan extraordinaria.
Si quieres volverte loco no tienes más
que meterte en Internet. Un foro de Internet es mejor que un bar de
chulos y putas, porque como la gente no tiene la presión de la
presencia física te puede decir unas cosas que a la cara jamás se
atrevería a decirte. Lo malo es que te van a decir cosas espantosas,
pero lo bueno es que te van a decir cosas espantosas. En un foro de
Internet vas a sentir lo que en “la vida real” jamás podrás.
Últimamente me he metido en
DeviantArt, después de un tiempo retirado de los lodos de Internet,
y la mierda ya ha vuelto a empezar. Tíos que me dicen cosas que dan
como miedo, tíos que quieren ligar conmigo a la que sea un poco
amable con ellos... ¡Internet! ¡Internet! ¡El Gran Leviatán! La
Bestia de la que hablaba el Apóstol San Juan es Internet. No hay tal
bestia, somos nosotros mismos diciendo lo que no se puede decir en
sociedad, pero eso no significa que no exista.
Internet abrió La Caja de Pandora, por
fin había un sitio donde lo secreto dejaba de serlo. En Internet
puedes dejarte llevar por las pasiones más abyectas, y eso es algo
que sin duda debes hacer, porque bajo las pasiones más abyectas yace
el niño que eres aplastado por el mundo, sin clemencia. Sólo
explorando el barro podrás encontrar la perla. Y si buscas algo en
esta vida es esa perla, no otra cosa. Créeme.
Si hay algo que me produzca ganas de
vomitar son las personas que pretenden ser todo el tiempo refinadas
en un mundo que no lo es en absoluto. ¿Cómo puedes ir de dama de
las camelias cuando a diez metros se están matando por un cacho de
pan? Evidentemente tú formas parte del entramado que provoca que dos
personas cualesquiera puedan llegar a matarse por algo tan pequeño.
Y sin embargo tú las miras con desprecio, como si la cosa no fuera
contigo, como si estuvieras por encima de eso.
Me temo que eso es sólo una pretensión
de un alma cobarde. Si no fueras cobarde te darías cuenta de que es
tu ira y tu desprecio los que hacen que el mundo esté así. Tú los
contienes, como negando esa parte de ti, adjudicándosela a otro.
Harías mejor metiéndote en Internet para que la bestia que eres tú
también, no te engañes ni pretendas engañarme a mi, se desfogue un
poco y así se calme. Y calmándose calmará también a la de los
demás, porque esas vibraciones sin armonía dejarán de existir,
sublimándose de bellísima forma.
Tienes que hacer algo con esa mierda
que hay en ti aparte de negarla. No sólo por ti, porque cualquier
día te va a dar un chungo, imbécil, sino también por todos los
demás. El mundo es un estercolero, no sé si te has fijado. Y tú
tienes una parte de curro en el tema de la limpieza. Hazlo como
quieras, no tienes por qué meterte en Internet si no quieres, puedes
ir a un comedor social a servir sopa a los desfavorecidos. En tu
estilo ya no me meto, lo mismo que yo no quiero que tú, vulgar foca,
te metas en el mío.
Pero lo que no me puedes hacer es ir de
dama de las camelias. Eso sí que no. Eso no lo tolero. Mi estilo es
ese. No tolerar a las damas de las camelias.