Yo no sé qué puto marfil ha visto
esta gente, pero para mi el marfil es como blanco, ¿no? Como crema.
Este tubito pertenece a mi época de
cuando decidí hacerme artista y, por lo tanto, me compré el kit de
artista. Me fui a El Corte Inglés como un niño los quince primeros
días de septiembre a preparar su vuelta al cole. Como había leído
en viejos manuscritos que los artistas usan pinceles con pinturitas
de colores me compré una caja de esas pinturitas. Los famosos óleos.
¡Cristo bendito! ¿Pero quién inventó
este infierno? ¡Esto son todo problemas! Entiendo que en la Edad
Media utilizaran estas cosas porque se alumbraban con velas y
quemaban mujeres un poco histéricas, pero esto... ¡Esto no tiene
sentido hoy en día!
Esto es incontrolable. No puedes hacer
nada a derechas con esto. La acuarela, bueno, también es
incontrolable, pero al menos tiene ese toque angelical, que parece
que ha estado pintando una mariposa. Sí, vale que con esto las cosas
quedan “como serias”, pero prefiero que algo me quede menos serio
a cambio de que se seque antes de dos días. ¡Joder! ¿Pero quién
tiene tiempo de usar esta caca?
Al final usé el óleo para hacer
pinturas de temática densa, religiosa. Ya que esta mierda es más
densa que un lodazal, saquémosle partido en asuntos tan densos como
un lodazal. Y, bueno, hay que reconocer que para esas cosas está muy
bien. Pero aún así el concepto de arte que yo tengo en la cabeza
puede prescindir de los óleos perfectamente.
Al final opté por los recurridos
rotuladores. Un Edding no te falla, un Edding es un tiro. ¿Quieres
hacer una línea recta? Pum, aquí la tienes. ¿Quieres hacer
gráciles formas que evoquen gráciles pensamientos? ¡Ni medio
problema! ¡A tu disposición!
¿Quién puede ser tan pretencioso de
retratar el 2016 con óleos? El 2016 es Red Bull, locura, asfixia,
retorcimiento, barbarie, luces led, descomposición de las formas.
¿Qué rayos haces tú pintando con óleos? Ah, hacer un monumento a
tu ombligo. Ya, ya me imaginaba que por ahí iban los tiros. No,
mira, es que niñas vanidosas no nos interesan. Eso es ahí, en la
otra ventanilla, donde pone, bien claro, “Jardín de Infancia”.
“No, es que yo uso pintura acrílica”.
Bueno. Vale, eso todavía lo compro. Es un coñazo aún con todo,
pero conceptualmente no andas tan alejado. La pintura acrílica, para
empezar, se llama “acrílica”, y eso evoca a laboratorio, a
artificial, a tubos de ensayo. Eso es más 2016, desde luego. ¿Dónde
ves tú en el 2016 bellos colores difuminándose en el aire? ¿Qué
aire? ¡No hay aire! Está todo en nuestros pulmones, guardándolo a
bien recaudo porque hay poquísimo. ¡Cualquiera va a regalar un poco
de aire en estos tiempos! En todo caso mataré a mi vecino para
quedarme con el que tiene él, porque está la cosa bien jodida.
Así que, chico, como con todo, el arte
me parece un lugarcito donde cuatro memos se han atrincherado y no
quieren que nadie les quite ni un trocito de su pastel. No pasa nada,
así está todo hoy en día. No existe una porción de la actividad
humana donde los cuatro garrulos de turno no se hayan atrincherado
para que nadie exponga a la luz que son cuatro garrulos
atrincherados. No tengo ningún problema con eso, yo si fuera un
garrulo haría lo mismo.
Pero ¡hombre! ¡No me obligues a
pintar con óleos! ¡Ahí ya te estás pasando! ¡Que seas tonto no
te da derecho a que me obligues a serlo a mi también! Si tú no
sabes qué carajo significa ser artista no implica que tengas que
joder a los que sí lo somos. Que no, tranquilo, que no te voy a
quitar ni un trocito de ese pastel cada día más mohoso. Yo espero a
que la cocina se ponga otra vez en marcha y ahí ya pueda ponerme las
botas de pasteles frescos, recién hechos. Tú sigue comiendo de...
¡Caray! ¿Eso es una cucaracha? Oye, en serio, que me parece que he
visto una cucaracha correteando por tu pastel.
¡Hostia puta qué asco! ¡No sabes el
asco que me dan a mi las cucarachas!