miércoles, 31 de agosto de 2016

Cobra Negro Marfil


Yo no sé qué puto marfil ha visto esta gente, pero para mi el marfil es como blanco, ¿no? Como crema.


Este tubito pertenece a mi época de cuando decidí hacerme artista y, por lo tanto, me compré el kit de artista. Me fui a El Corte Inglés como un niño los quince primeros días de septiembre a preparar su vuelta al cole. Como había leído en viejos manuscritos que los artistas usan pinceles con pinturitas de colores me compré una caja de esas pinturitas. Los famosos óleos.

¡Cristo bendito! ¿Pero quién inventó este infierno? ¡Esto son todo problemas! Entiendo que en la Edad Media utilizaran estas cosas porque se alumbraban con velas y quemaban mujeres un poco histéricas, pero esto... ¡Esto no tiene sentido hoy en día!


Esto es incontrolable. No puedes hacer nada a derechas con esto. La acuarela, bueno, también es incontrolable, pero al menos tiene ese toque angelical, que parece que ha estado pintando una mariposa. Sí, vale que con esto las cosas quedan “como serias”, pero prefiero que algo me quede menos serio a cambio de que se seque antes de dos días. ¡Joder! ¿Pero quién tiene tiempo de usar esta caca?

Al final usé el óleo para hacer pinturas de temática densa, religiosa. Ya que esta mierda es más densa que un lodazal, saquémosle partido en asuntos tan densos como un lodazal. Y, bueno, hay que reconocer que para esas cosas está muy bien. Pero aún así el concepto de arte que yo tengo en la cabeza puede prescindir de los óleos perfectamente.


Al final opté por los recurridos rotuladores. Un Edding no te falla, un Edding es un tiro. ¿Quieres hacer una línea recta? Pum, aquí la tienes. ¿Quieres hacer gráciles formas que evoquen gráciles pensamientos? ¡Ni medio problema! ¡A tu disposición!

¿Quién puede ser tan pretencioso de retratar el 2016 con óleos? El 2016 es Red Bull, locura, asfixia, retorcimiento, barbarie, luces led, descomposición de las formas. ¿Qué rayos haces tú pintando con óleos? Ah, hacer un monumento a tu ombligo. Ya, ya me imaginaba que por ahí iban los tiros. No, mira, es que niñas vanidosas no nos interesan. Eso es ahí, en la otra ventanilla, donde pone, bien claro, “Jardín de Infancia”.


“No, es que yo uso pintura acrílica”. Bueno. Vale, eso todavía lo compro. Es un coñazo aún con todo, pero conceptualmente no andas tan alejado. La pintura acrílica, para empezar, se llama “acrílica”, y eso evoca a laboratorio, a artificial, a tubos de ensayo. Eso es más 2016, desde luego. ¿Dónde ves tú en el 2016 bellos colores difuminándose en el aire? ¿Qué aire? ¡No hay aire! Está todo en nuestros pulmones, guardándolo a bien recaudo porque hay poquísimo. ¡Cualquiera va a regalar un poco de aire en estos tiempos! En todo caso mataré a mi vecino para quedarme con el que tiene él, porque está la cosa bien jodida.

Así que, chico, como con todo, el arte me parece un lugarcito donde cuatro memos se han atrincherado y no quieren que nadie les quite ni un trocito de su pastel. No pasa nada, así está todo hoy en día. No existe una porción de la actividad humana donde los cuatro garrulos de turno no se hayan atrincherado para que nadie exponga a la luz que son cuatro garrulos atrincherados. No tengo ningún problema con eso, yo si fuera un garrulo haría lo mismo.


Pero ¡hombre! ¡No me obligues a pintar con óleos! ¡Ahí ya te estás pasando! ¡Que seas tonto no te da derecho a que me obligues a serlo a mi también! Si tú no sabes qué carajo significa ser artista no implica que tengas que joder a los que sí lo somos. Que no, tranquilo, que no te voy a quitar ni un trocito de ese pastel cada día más mohoso. Yo espero a que la cocina se ponga otra vez en marcha y ahí ya pueda ponerme las botas de pasteles frescos, recién hechos. Tú sigue comiendo de... ¡Caray! ¿Eso es una cucaracha? Oye, en serio, que me parece que he visto una cucaracha correteando por tu pastel.

¡Hostia puta qué asco! ¡No sabes el asco que me dan a mi las cucarachas!