Hay juegos ultrasofisticados, como
SFIV, que te quedas loco con los graficones que han puesto ahí. Y
luego hay otros sencillos, como hechos por un hada, como este Arcana
Heart 3.
Soy muy amante de las cosas como hechas
por hadas. ¡Qué grácil! ¡Qué fácil! Como un arpa. Déjate de
orquestas. Con una arpa, con una lira, voy que me mato. ¡Qué sutil!
¡Qué delicado! Como braguitas blancas de encaje. ¡Puaaaaaagh!
¡Odio que te pongas tanga! ¿Qué eres, una prostituta? Otra puedo
entender que tire de tanga, pero tú, que eres como poesía al
viento... No me jodas.
En Arcana Heart 3 no hay tangas,
gracias a Dios. Vale, que sí, que va de ese rollo riot grrrls, en
plan que parecen dulces niñitas candorosas pero en realidad son
tigresas que te rebanan el cuello a la que te descuides. Pero todos
sabemos que detrás de una riot grrrl hay una decente y dulce
mujercita que sólo está pidiendo un poco, aunque sólo sea un
poquito, de respeto.
A mi no me tienes que montar el
numerito. Vamos, móntamelo si quieres, pero no me voy a asustar. Voy
a seguir mirándote hipnotizado, esperando que dejes de hacer la
mequetrefa y te vengas aquí conmigo, a darme un beso.
Arcana Heart 3 tiene gráficos como de
Saturn, que todos sabemos que es la consola donde las 2D llegaron a
su máximo esplendor. Saturn fracasó, pero he de confesar que si yo
hubiese sido Sega hubiese hecho el mismo movimiento. Veréis:
Cuando terminó la era de los 16 bits y
se empezaron a preparar los 32 había que tomar una decisión:
apostar por los incipientes gráficos 3D, en aquel entonces en
pañales, en bragas, pero no en bragas de encaje, sino en sucias
bragas cagadas, o seguir apostando por las 2D, ya evolucionadas y así
perfeccionarlas más todavía. Sega apostó por el segundo camino que
exponemos. La gente, que ya sabéis cómo es, prefirió la Coca-Cola
al vino de crianza y se decantó por las 3D. Aquella decisión
popular llevó al escenario actual, donde las 3D son el 99% del
mercado.
Sin embargo, a día de hoy, uno mira
los juegos de Saturn y, caray, qué exquisitos. Qué finos. Realmente
allí las 2D alcanzaron su máximo esplendor, sin duda alguna. Las 3D
están guay, eso no lo puede negar nadie, pero las 2D dan una
sensación de artesanía frente a producción industrial que yo, por
lo menos, agradezco en gran cuantía. ¡Qué Bomberman! ¡Qué Street
Fighter! ¡Qué todo! Parecían dibujos animados. Y que los gráficos
pareciesen dibujos animados es lo que todos soñamos durante la era
8-16 bits. ¿Por qué no tomar ese camino?
En aquel momento yo no pensaba así,
claro. Uno veía Battle Arena Toshiden de Playstation y, joer, vaya
tela. Era un flipe. Uno no podía quedarse en Saturn, el cuerpo pedía
Play. Es así. Éramos adolescentes, jovencitos, y a un jovencito no
le puedes venir con argumentos tipo “es que este camino es mucho
más refinado, más exquisito”. ¡Papá, no me rayes! ¡Cierra tu
boca de viejo y cómprame la Play, joder!
Caray, hijo, qué modales. Qué mal te
he criado.
Puede que Saturn fracasara, pero a día
de hoy yo lo que tengo en el desván es una Saturn japonesa y no una
Play. Es la consola que la miras y ¡ooooooh! ¡Qué gustirrinín! Es
como, no sé, un sello mongol, para el que coleccione sellos. No
tengo ni puta idea sobre el mercado de coleccionismo de sellos. Pero
del mercado de coleccionismo de consolas sé un rato y te digo que no
vas a encontrar nada más exquisito que una Saturn japonesa, ahí
toda blanquita, mmmmmm. ¡Qué bonita! ¡Qué valores tan espléndidos
evoca!
Una Turbografx, otra pieza exquisita.
La tengo, in da box. Wonder Swan, buah, pieza exquisita, la tengo
también. Neo Geo Pocket, piezón. Nole. Game Boy Light, piezón.
Nole. ¡Coño, es que una Game Boy Light cuesta un pico! ¡No me
agobies!
Ya ves, hay unas sutilezas maravillosas
difíciles de explicar en el mercado del coleccionismo. Hoy en día
quizás la Play 2, la consola más vendida de la historia, es la que
tiene un valor de coleccionista más burdo. Y no es una cosa de
“hacerse el rarito”. Es que... ¡Es que ese no es el rollo! La
Play 2 evoca la masa, la tontería colectiva, el ovejismo, esos
valores descartables, que no perduran con el tiempo. Expones una Play
2 y, no sé, mola porque es bonita, pero no es lo mismo en ningún
caso que una Saturn. Saturn habla de la derrota, del pundonor, de la
calidad que el vulgo no supo ver, es como el Che Guevara mirando al
horizonte, hasta la victoria siempre. La Play 2 es como Donald Trump
gruñendo, diciendo que le votes o te vas a enterar de lo que vale un
peine. ¡Joder! Yendo así por la vida nadie te recordará, tío. O
te recordará por cosas por las que no merece la pena que uno sea
recordado.
Arcana Heart 3 es de esos juegos que
mola exponer. Te dan ganas de abrazarlos, no como a Donald Trump, que
da ganas de escapar en dirección contraria. Yo creo que en la vida
hay que ser como Arcana Heart 3, como Saturn. No todo es que te
alaben los tontos de turno. Ese no es el motivo por el que avanza el
mundo, el mundo avanza a pesar de ello.
Y, hombre, qué lado de la barricada es
mejor es evidente.