The King of Fighters es el juego
estrella de lucha de SNK. Y no es fácil, porque vaya avalancha de
juegos de lucha que sacó SNK. Fatal Fury, Art of Fighting, Samurai
Shodown... Este reúne a los mejores personajes de las dos primeras
sagas mencionadas y no sé si de alguna más, por eso se llama King
of Fighters.
A mi King of Fighters mñé. O sea, lo
aprecio, pero no siento las hostias que se dan los personajes. Creo
que esto se llama “una mala detección de colisiones”. Tengo
leído por ahí que Capcom volvió a empezar desde cero con SFIV
porque la detección de colisiones no pasaba el control de calidad, o
sea, que fíjate si se le da importancia a la famosa detección de
colisiones, al menos en los juegos de lucha.
King of Fighters da la sensación de
ser lame. Parece que hace “plic plic” más que “plaf plaf”.
Sí, estoy de acuerdo, esto más que como un defecto se puede
interpretar como un estilo, pero en tal caso tengo que decir que es
un estilo que no me va.
Siento que King of Fighters es como una
hamburguesa de tofu, está rica, pero ya sabes, la hamburguesa de
ternera sigue siendo la reina de las hamburguesas, nos pongamos cómo
nos pongamos. Ojo, que a mi la carne mñé también, pero en las
hamburguesas, chico, como que no me china tanto.
¡Ojalá saliese ese producto de tofu
que desbancase a todos los productos de ternera! ¡Iba a ser su mayor
fan! Pero hoy por hoy la tecnología no está lo suficientemente
avanzada. Nos seguimos alumbrando con velas, en ese aspecto.
Con todo lo dicho, soy así fan
discreto de la saga de SNK, como lo soy de The Good Burger. Sé que
ahí hay trampa, que eso no acaba de funcionar, pero aún así cuando
paso por delante de uno lo miro con tierna simpatía. Con esa
simpatía que te da algo que a la vez te da un poquito de pena, no
sé. No es esa simpatía de “¡Hombre, qué alegría me da verte!”,
sino esta de “Hombre, fulanito. ¿Cómo te va? ¿Bien?”. Ese
rollo.
Sí, Robert García mola mucho, que
hasta me pone un poco palote de lo macho camacho que es. Mai Shiranui
también me pone bastante palote, pero por motivos bastante
distintos, la verdad. Ah, y los personajes de Metal Slug, ya sabía
yo que se me quedaba alguna saga en el tintero. De aquí me gusta
Ralph, por motivos similares por los que aprecio a Robert.
Delicadas señoritas y rudos machotes.
Un mundo feliz.
Con todo, vamos por el XII de King of
Fighters, o sea, que SNK hay que admitir que tiene unos cojones
bastante Robert García, desde luego. Yo si tuviera entre manos una
saga como King of Fighters la hubiese descartado por no ser lo
suficientemente buena, así que debe ser que ellos creen en su
producto o que están completamente tontos. Una de dos.
Hombre, la actual SNK, SNK Playmore,
pues no es que te suba el rollo cuando ves su logo. Dices “ah, SNK
Playmore. Bueno. No es Atari, gracias a Dios”. SNK nunca fue tan
guay como ella y nosotros quisimos. Que sí, que nos trajo Neo Geo,
ese Aston Matin de las consolas, pero, caray, tampoco había juegos
tan buenos. Te divertías muchísimo más con una popular Super
Nintendo que con una Neo Geo de clase alta-alta. Como con casi todo
en la vida, vamos. ¿Tú prefieres caviar a Whopper? Pues yo no.
Yo tuve un amigo que tenía la Neo Geo.
En serio. Núñez. ¿Qué será de Núñez?
Así que nada, ahí anda SNK,
intentando que su chamizo, otrora digna casa, no se hunda del todo.
No les puedo culpar. La nostalgia, el amor por lo que fue y ya no es es una cosa que también hay que respetar. No es fácil aceptar que el
mundo ha cambiado. ¿Qué pasa, que vamos a tener que ser esclavos de
por dónde van los tiros? ¿Fuera lo viejo y venga lo nuevo? Pues no
me da la gana. La vida es algo más que tecnocracia y eficiencia con
partes de mercurio. Y si SNK sigue siendo feliz siendo SNK, aquella
que nos medio enamoró y tanto se esforzó en ofrecernos alternativas
a Sega y Nintendo, pues no voy a ser yo el que les diga nada.
Cuando todo se termine de hundir pues a
casa con la familia, a comer fideos y hablar de los viejos tiempos.
¿Por qué no?