Ah, los grandes nombres. ¿Tú alguna
vez has sido un gran nombre? Yo sí. Un tío muy respetado. Sí, ese
es mi destino, ser siempre el Astro Rey del Sistema Solar. Ni me
gusta ni me deja de gustar. Es lo que es. Lo mismo que una amapola es
una amapola y un cardo es un cardo. Yo soy esto.
Warren Spector es uno de esos grandes
nombres del mundo de los videojuegos que igual conoces pero no lo
sabes. Está detrás de Wing Commander, Ultima o Deus Ex. Ninguno de
sus trabajos me gusta, me parecen muy densos, muy pesados, pero le
reconozco el mérito. Warren Spector de vez en cuando dice cosas y la
gente se echa a temblar, porque “mira lo que ha dicho Warren
Spector”. Una de sus últimas citas es que “los videojuegos
quieren parecerse demasiado al cine cuando los videojuegos son
videojuegos”. Sí, estoy de acuerdo. No me voy a echar a las
trincheras para defenderlo, pero vale.
Kojima, el rey del mezclar cine con
videojuegos, me cae así como mal porque me recuerda a Guardiola. Ya
se me pasará, o igual no, no sé. Y sí, supongo que atiborrar un
juego con cinemáticas para contar la historia me parece facilón.
Las cinemáticas han de ser adornos, no piezas claves del conjunto.
Es como basar un estilismo en los complementos, conceptualmente me
parece una aberración. Me puede gustar para un estilismo o dos en
concreto, para hacer la gracia, pero no me parece que sea un estilo
que se sostenga.
Es el clásico Góngora vs Quevedo. Yo
no he leído una mierda de Góngora, ni ganas que tengo, pero sé lo
que representa. El blablablablablablabla que no va a ninguna parte.
¡A ver, Góngora! ¿Pero qué me quieres decir? Mira Quevedo qué
fácil lo hace: poderoso caballero es Don Dinero. Que el dinero es
cosa muy importante, que la gente se mata por dos duros. Muy fácil.
¿Pero tú qué me quieres decir? Ah, que no tienes nada que decir.
Por eso no paras de hablar. Vale, vale.
Góngora es como esa cita del Badoo que
te cuenta sus penas. Te cuenta lo hijo de puta que era su ex. Te
cuenta lo que opina sobre política para terminar la exposición con
un “pero a mi no me gusta la política”. Dice que la decoración
de tu casa es muy “de chico” y se queda tan ancha, la puta de
ella. ¡Y tú ni le has preguntado! Y para colmo te dice que por el
culo no. ¡Joder! ¡A la puta calle! ¿Qué esperas? Si por lo menos
por el culo sí... Pero es que encima no. A la calle.
Uno puede esperar que Epic Mickey esté
muy bien escuchando las declaraciones tan sensatas de Warren. Pero...
No. Está todo como sin conjuntar, parece todo como inconexo. Es esa
mayonesa que no ha ligado. Su concepto “llenar de color un mundo en
blanco y negro” se antoja inspirador, pero en la práctica se queda
en un coñazo que no divierte. Lo sientes como una obligación más
que algo que te salga de forma natural. Así que para mi Epic Mickey
es fail. Lo siento mucho, Warren. Wing Commander también me daba
pereza, Ultima no veas cuánta, y más siendo contemporánea de las
obras de Lucasarts. Lo siento, tío. Y, aún con todo, respect. O
sea, que fíjate que tío más grande soy.
Ser “un gran nombre” es un arma de
doble filo. La sobrexposición en los medios hace que puedas acabar
pareciendo un viejo chocho soltando sus chochadas a la que te
despistes. Por eso mi enfoque para la vida es ser ese tío que se
deja ver poco. No tengo ganas de que me alabéis, para eso ya estoy
yo. No quiero que me deis el cariño que no me dieron mis padres,
porque de eso ya se ocuparon ellos. No soy una attention whore, ese
síndrome tan de principios del siglo XXI. ¿Qué quiero de vosotros,
por tanto?
¡Silencio! Eso es lo que quiero. ¡Que
os calléis y toméis buena nota de lo que os tengo que decir! No por
mi, a mi me va a ir igual de bien. Por vosotros. Para que vuestras
sucias vidas sean al menos un poco menos sucias. Para que dejéis de
cometer ese error recurrente que os impide avanzar, que os impide
dejar de ser ese mindundi abocado al fracaso reiterado. Me produce un
gran placer veros mejorar. ¡Qué generoso soy! ¡Qué altruista!
¡Qué poco me miro el ombligo!
Vuestra pasta también la quiero,
naturalmente, pero lo mismo que vosotros queréis la mía. Eso no
merece ni ser comentado, es de lo que trata la economía. Intercambio
de energía personal en forma de papel moneda. Es la esencia de la
existencia del universo.
Quizás en un tiempo futuro aprendamos
a intercambiarla dándonos la mano por la calle, como Kang y Kodos
hacían en aquel especial de Halloween de Los Simpsons, pero hoy por
hoy eso no es posible. Si lo haces serás tachado de maricón y te va
a ir muy mal. Así que con los medios de los que dispone la humanidad
actualmente la manera más práctica es vía dinero. ¿Me amáis?
Dadme vuestra pasta.
Pasaré por alto lo burdo de las formas
y me quedaré con lo esencial del mensaje, que es que me amáis
mucho.
Todo muy Quevedo. Todo muy Warren
Spector.
¡Qué suerte tenéis de que esté de
vuestra parte!