jueves, 18 de agosto de 2016

Epic Mickey 2 The Power of Two


Ah, los grandes nombres. ¿Tú alguna vez has sido un gran nombre? Yo sí. Un tío muy respetado. Sí, ese es mi destino, ser siempre el Astro Rey del Sistema Solar. Ni me gusta ni me deja de gustar. Es lo que es. Lo mismo que una amapola es una amapola y un cardo es un cardo. Yo soy esto.


Warren Spector es uno de esos grandes nombres del mundo de los videojuegos que igual conoces pero no lo sabes. Está detrás de Wing Commander, Ultima o Deus Ex. Ninguno de sus trabajos me gusta, me parecen muy densos, muy pesados, pero le reconozco el mérito. Warren Spector de vez en cuando dice cosas y la gente se echa a temblar, porque “mira lo que ha dicho Warren Spector”. Una de sus últimas citas es que “los videojuegos quieren parecerse demasiado al cine cuando los videojuegos son videojuegos”. Sí, estoy de acuerdo. No me voy a echar a las trincheras para defenderlo, pero vale.

Kojima, el rey del mezclar cine con videojuegos, me cae así como mal porque me recuerda a Guardiola. Ya se me pasará, o igual no, no sé. Y sí, supongo que atiborrar un juego con cinemáticas para contar la historia me parece facilón. Las cinemáticas han de ser adornos, no piezas claves del conjunto. Es como basar un estilismo en los complementos, conceptualmente me parece una aberración. Me puede gustar para un estilismo o dos en concreto, para hacer la gracia, pero no me parece que sea un estilo que se sostenga.


Es el clásico Góngora vs Quevedo. Yo no he leído una mierda de Góngora, ni ganas que tengo, pero sé lo que representa. El blablablablablablabla que no va a ninguna parte. ¡A ver, Góngora! ¿Pero qué me quieres decir? Mira Quevedo qué fácil lo hace: poderoso caballero es Don Dinero. Que el dinero es cosa muy importante, que la gente se mata por dos duros. Muy fácil. ¿Pero tú qué me quieres decir? Ah, que no tienes nada que decir. Por eso no paras de hablar. Vale, vale.

Góngora es como esa cita del Badoo que te cuenta sus penas. Te cuenta lo hijo de puta que era su ex. Te cuenta lo que opina sobre política para terminar la exposición con un “pero a mi no me gusta la política”. Dice que la decoración de tu casa es muy “de chico” y se queda tan ancha, la puta de ella. ¡Y tú ni le has preguntado! Y para colmo te dice que por el culo no. ¡Joder! ¡A la puta calle! ¿Qué esperas? Si por lo menos por el culo sí... Pero es que encima no. A la calle.


Uno puede esperar que Epic Mickey esté muy bien escuchando las declaraciones tan sensatas de Warren. Pero... No. Está todo como sin conjuntar, parece todo como inconexo. Es esa mayonesa que no ha ligado. Su concepto “llenar de color un mundo en blanco y negro” se antoja inspirador, pero en la práctica se queda en un coñazo que no divierte. Lo sientes como una obligación más que algo que te salga de forma natural. Así que para mi Epic Mickey es fail. Lo siento mucho, Warren. Wing Commander también me daba pereza, Ultima no veas cuánta, y más siendo contemporánea de las obras de Lucasarts. Lo siento, tío. Y, aún con todo, respect. O sea, que fíjate que tío más grande soy.

Ser “un gran nombre” es un arma de doble filo. La sobrexposición en los medios hace que puedas acabar pareciendo un viejo chocho soltando sus chochadas a la que te despistes. Por eso mi enfoque para la vida es ser ese tío que se deja ver poco. No tengo ganas de que me alabéis, para eso ya estoy yo. No quiero que me deis el cariño que no me dieron mis padres, porque de eso ya se ocuparon ellos. No soy una attention whore, ese síndrome tan de principios del siglo XXI. ¿Qué quiero de vosotros, por tanto?


¡Silencio! Eso es lo que quiero. ¡Que os calléis y toméis buena nota de lo que os tengo que decir! No por mi, a mi me va a ir igual de bien. Por vosotros. Para que vuestras sucias vidas sean al menos un poco menos sucias. Para que dejéis de cometer ese error recurrente que os impide avanzar, que os impide dejar de ser ese mindundi abocado al fracaso reiterado. Me produce un gran placer veros mejorar. ¡Qué generoso soy! ¡Qué altruista! ¡Qué poco me miro el ombligo!

Vuestra pasta también la quiero, naturalmente, pero lo mismo que vosotros queréis la mía. Eso no merece ni ser comentado, es de lo que trata la economía. Intercambio de energía personal en forma de papel moneda. Es la esencia de la existencia del universo.


Quizás en un tiempo futuro aprendamos a intercambiarla dándonos la mano por la calle, como Kang y Kodos hacían en aquel especial de Halloween de Los Simpsons, pero hoy por hoy eso no es posible. Si lo haces serás tachado de maricón y te va a ir muy mal. Así que con los medios de los que dispone la humanidad actualmente la manera más práctica es vía dinero. ¿Me amáis? Dadme vuestra pasta.

Pasaré por alto lo burdo de las formas y me quedaré con lo esencial del mensaje, que es que me amáis mucho.


Todo muy Quevedo. Todo muy Warren Spector.

¡Qué suerte tenéis de que esté de vuestra parte!