Como ya sospecháis, sin duda, soy un
animal de basurero. De pequeño recuerdo ir con Salva a un vertedero
que estaba al lado de su casa, en Las Rozas. No sé cómo llegamos
ahí, ni idea. Los gases me habrán jodido el cerebro, no sé.
Aquella tarde la recuerdo como una
tarde en el parque de atracciones. Un basurero es como una tienda de
chucherías en la que tienes que ir con cuidado para no coger el
tétanos. Vamos, lo que es una tienda de chucherías para adultos,
como un puticlub. También recuerdo haber descubierto un icono de los
basureros que luego me fue validado en Los Simpsons, como otras
tantas cosas que me han validado: el medio balón de baloncesto.
El medio balón de baloncesto es el
icono por antonomasia de los basureros porque ¿cómo ha llegado a
convertirse en medio nada más? ¿Qué pasó con la otra mitad?
Cuando tiras un balón viejo no lo rajas y lo partes por la mitad,
como haciéndole pagar tu furia por no poder jugar más con él. Lo
tiras tal cual. ¿Quién lo rajó? Un balón no se estropea porque se
raje por la mitad, se pincha y se va quedando fofo. ¿Lo rajó
alguien en el basurero? ¿Quién va a dedicarse a esos pormenores?
¿Se va partiendo por la mitad por el
mero hecho de cabalgar entre la basura? No sé, es la hipótesis que
me parece más adecuada, pero, caray, qué complicada se me hace aún
así.
Afro Samurai es un juego totémico, de
esos que igual vendo en un futuro por una insultante cantidad de
billetes. Y mira que lo he puesto y es que lo he quitado a los diez
minutos. Es que es un hack and slash que no mola, es torpe, trillado,
como hecho mil veces. Es como ese beat ´em up genérico de 16 bits
que te compraba tu abuela porque la pobre no tenía ni idea de qué
juegos eran buenos y qué juegos no.
Sin embargo el protagonista está
doblado por Samuel L. Jackson. Ah. Ahí me callo. Vamos, el juego
sigue siendo una mierda, pero hay que callarse, porque ante Samuel L.
Jackson hay que callarse, lo dice La Ley.
Creo que está basado en una serie de
dibujos con el mismo nombre. No es la típica serie de dibujos
divertida, tipo Mickey y Donald, que te apetece ver porque es
colorida y fabulosa. No. Es la típica serie de dibujos arty, pesada,
que hay que ser ese gordo feo gafudo lleno de grasa por dentro y por
fuera que le da tanto al cerebro que un día le va a dar un algo. Y
que pa encima las cosas que piensa no son ni medio buenas, pero en
fin. Dejemos a gordito.
No sé quién es el creador de la
serie, pero si quieres lo miro. No, no en Internet, no me hace falta.
Porque mi pericia de completista, de superexperto pop, me advirtió
que ese estilo de dibujo ya lo había visto yo en alguna parte. Sí,
lo has adivinado, en el pack pretencioso por antonomasia: Animatrix.
Ese compendio de cortos de animación de cuando los Guachosky se
creyeron Más Grandes Que La Vida y decidieron expandir su universo
Matrix hasta el absurdo. A ver, si lo hubieran hecho menos borrachos
de sí mismos hubiera quedado guay, pero el pedo que llevaban de
Guachosky Fino Quinta Bodegas Osborne era tan espantoso, tan etílico,
tan de que te pare la policía, que la cosa acabó un poco así como
demasiado pedante.
Mención especial para el juego Path of
Neo (o algo así era) que nos prometía atar cabos sueltos que la
trilogía dejaba ahí, colgando, para que el entramado multimedia
Guachosky enlazase de innovadora manera. Que si Niobe en el juego no
sé qué... Bueno, un puto lío. Yo tengo las tres de Matrix y
Animatrix y me tengo por un erudito de Matrix.
Soy de los pocos que defienden las dos
segundas de Matrix. Sí, soy un defensor de las causas perdidas, el
niño que recoge cachorritos por la calle. El que se va a hablar con
el amigo imbécil que todo el mundo le da de lado. Así me va,
naturalmente.
También te digo que si yo me marco un
peliculón como Matrix luego me permito hacerme pajas a raudales, me
corro en tu cara aunque me llores diciendo que, por favor, que pare
de humillarte. No lo voy a hacer, he hecho Matrix, te vas a comer
toda mi lefa hasta que yo diga basta. He hecho Matrix. Tengo derecho.
El caso es que Afro Samurai tiene el
mismo estilo de dibujo del corto del atleta que en una carrera de 100
metros lisos despierta al mundo real del esfuerzo. Así que tengo que
pensar que la serie está hecha por la misma gente que hizo aquel
corto. Para mi gusto es un estilo demasiado El Greco, lleno de
tendones, todos los personajes estirados... En fin, que luego yo
cuando me animo dibujo igual, pero ei, para verlo en la tele no me
gusta. Sólo si lo hago yo. Yo soy un genio. No me mido por el mismo
rasero que el resto de los mortales.
Tooooootal, que Afro Samurai es un
juego como ese corto: completamente cult pero completamente aburrido.
A mi me gusta Gumball y el canal Boing en general. Nada de tendones.
Eso sí, ahí lo tengo, esperando que
la Rueda del Destino gire y me haga millonario, a lo que estoy
predestinado.
Vamos, seguro-seguro no estoy, también
te lo digo, pero también te digo que me gusta ponérselo fácil al
destino. Por eso tengo este juego. Por si acaso.