domingo, 21 de agosto de 2016

Afro Samurai


Como ya sospecháis, sin duda, soy un animal de basurero. De pequeño recuerdo ir con Salva a un vertedero que estaba al lado de su casa, en Las Rozas. No sé cómo llegamos ahí, ni idea. Los gases me habrán jodido el cerebro, no sé.


Aquella tarde la recuerdo como una tarde en el parque de atracciones. Un basurero es como una tienda de chucherías en la que tienes que ir con cuidado para no coger el tétanos. Vamos, lo que es una tienda de chucherías para adultos, como un puticlub. También recuerdo haber descubierto un icono de los basureros que luego me fue validado en Los Simpsons, como otras tantas cosas que me han validado: el medio balón de baloncesto.

El medio balón de baloncesto es el icono por antonomasia de los basureros porque ¿cómo ha llegado a convertirse en medio nada más? ¿Qué pasó con la otra mitad? Cuando tiras un balón viejo no lo rajas y lo partes por la mitad, como haciéndole pagar tu furia por no poder jugar más con él. Lo tiras tal cual. ¿Quién lo rajó? Un balón no se estropea porque se raje por la mitad, se pincha y se va quedando fofo. ¿Lo rajó alguien en el basurero? ¿Quién va a dedicarse a esos pormenores?


¿Se va partiendo por la mitad por el mero hecho de cabalgar entre la basura? No sé, es la hipótesis que me parece más adecuada, pero, caray, qué complicada se me hace aún así.

Afro Samurai es un juego totémico, de esos que igual vendo en un futuro por una insultante cantidad de billetes. Y mira que lo he puesto y es que lo he quitado a los diez minutos. Es que es un hack and slash que no mola, es torpe, trillado, como hecho mil veces. Es como ese beat ´em up genérico de 16 bits que te compraba tu abuela porque la pobre no tenía ni idea de qué juegos eran buenos y qué juegos no.


Sin embargo el protagonista está doblado por Samuel L. Jackson. Ah. Ahí me callo. Vamos, el juego sigue siendo una mierda, pero hay que callarse, porque ante Samuel L. Jackson hay que callarse, lo dice La Ley.

Creo que está basado en una serie de dibujos con el mismo nombre. No es la típica serie de dibujos divertida, tipo Mickey y Donald, que te apetece ver porque es colorida y fabulosa. No. Es la típica serie de dibujos arty, pesada, que hay que ser ese gordo feo gafudo lleno de grasa por dentro y por fuera que le da tanto al cerebro que un día le va a dar un algo. Y que pa encima las cosas que piensa no son ni medio buenas, pero en fin. Dejemos a gordito.


No sé quién es el creador de la serie, pero si quieres lo miro. No, no en Internet, no me hace falta. Porque mi pericia de completista, de superexperto pop, me advirtió que ese estilo de dibujo ya lo había visto yo en alguna parte. Sí, lo has adivinado, en el pack pretencioso por antonomasia: Animatrix. Ese compendio de cortos de animación de cuando los Guachosky se creyeron Más Grandes Que La Vida y decidieron expandir su universo Matrix hasta el absurdo. A ver, si lo hubieran hecho menos borrachos de sí mismos hubiera quedado guay, pero el pedo que llevaban de Guachosky Fino Quinta Bodegas Osborne era tan espantoso, tan etílico, tan de que te pare la policía, que la cosa acabó un poco así como demasiado pedante.

Mención especial para el juego Path of Neo (o algo así era) que nos prometía atar cabos sueltos que la trilogía dejaba ahí, colgando, para que el entramado multimedia Guachosky enlazase de innovadora manera. Que si Niobe en el juego no sé qué... Bueno, un puto lío. Yo tengo las tres de Matrix y Animatrix y me tengo por un erudito de Matrix.


Soy de los pocos que defienden las dos segundas de Matrix. Sí, soy un defensor de las causas perdidas, el niño que recoge cachorritos por la calle. El que se va a hablar con el amigo imbécil que todo el mundo le da de lado. Así me va, naturalmente.

También te digo que si yo me marco un peliculón como Matrix luego me permito hacerme pajas a raudales, me corro en tu cara aunque me llores diciendo que, por favor, que pare de humillarte. No lo voy a hacer, he hecho Matrix, te vas a comer toda mi lefa hasta que yo diga basta. He hecho Matrix. Tengo derecho.


El caso es que Afro Samurai tiene el mismo estilo de dibujo del corto del atleta que en una carrera de 100 metros lisos despierta al mundo real del esfuerzo. Así que tengo que pensar que la serie está hecha por la misma gente que hizo aquel corto. Para mi gusto es un estilo demasiado El Greco, lleno de tendones, todos los personajes estirados... En fin, que luego yo cuando me animo dibujo igual, pero ei, para verlo en la tele no me gusta. Sólo si lo hago yo. Yo soy un genio. No me mido por el mismo rasero que el resto de los mortales.

Tooooootal, que Afro Samurai es un juego como ese corto: completamente cult pero completamente aburrido. A mi me gusta Gumball y el canal Boing en general. Nada de tendones.


Eso sí, ahí lo tengo, esperando que la Rueda del Destino gire y me haga millonario, a lo que estoy predestinado.

Vamos, seguro-seguro no estoy, también te lo digo, pero también te digo que me gusta ponérselo fácil al destino. Por eso tengo este juego. Por si acaso.