Ah, GTA. Si no conoces GTA, no sé, te
deben haber hecho una lobotomía. ¿Es eso? ¿Eres Jack Nicholson al
final de Alguien voló sobre el nido del cuco? Igual sí.
Bueno, Jack, tampoco pasa nada. Si a mi
tampoco te creas que me gusta tanto como se supone que me tiene que
gustar. La gente se hace tantas pajas con lo que los demás dicen que
se las tienen que hacer... ¿No te repugna tanto como a mi, Jack? Yo
creo que sí.
Yo me hago pajas con mujeres mayores de
sesenta con las tetas hinchadas de silicona hasta la barbarie. Eso se
supone que no está bien, ¿no?
Y ya ves, aún así, lo hago. Me temo
que el más punk aquí seguiré siendo yo, como siempre.
Ser punk no es tanto la parafernalia de
las cadenas y tal, es ser tan sumamente osado, haberse vuelto tan
rematadamente loco, como para decir la verdad.
Antes lo punk era escuchar Elefant
Records. Porque lo que decías con eso es que eras un niño puro y
simple, que es lo que nadie se atrevía a decir.
Hoy lo punk es... No sé, yo pongo de
ejemplo a Ibrahimovic. En estos tiempos todo el mundo tiene que ser
correcto. Todos sabemos lo que tenemos que hacer, está en el aire,
no necesitamos un decálogo. Se percibe claramente lo que los demás
esperan de nosotros.
Hoy ser punk es ser Zlatan. Porque dice
que él es el mejor, cuando lo que se supone que hay que decir es que
uno es igual que los demás, aunque no lo sea ni de coña.
Hay que decir que respetas a tus
compañeros de trabajo y que sois un equipo, aunque el que haces
absolutamente todo seas tú.
Hay que decir que el mérito es de
todos, aunque sea mío y de nadie más.
Es la dictadura del buenrrollismo,
Jack. Sí, lo mismo que la enfermera Rateched. Lo mismo.
No me extraña que no la aguantaras. Yo
tampoco aguanto esa, esta mierda.
¿Qué hacemos, tío? A ti por abrir la
boca te cortaron un cacho de cerebro y te has quedado vegetal. A mi
no te digo lo que me hicieron porque tampoco quiero que te pongas a
llorar. Ya estás bastante delicado.
No, no me pidas perdón por no ser de
mucha ayuda. Toma, otra cucharada de potito.
No sé. Yo me voy a quedar aquí
sentado. No, coño, no es derrotismo. Es que ya ves lo que hacen si
les desafías. Soy valiente, no gilipollas.
Tú tranquilo. Sigamos aquí haciendo
nuestras cosas. Cada día cavemos un trocito más del túnel que hay
detrás del póster de la sesentona tetona que hay en nuestra celda.
Es la única manera. Si vamos a pecho descubierto nos van a joder más
todavía. Mejor ser astutos.
Tú sonríe. Finge que estás encantado
con sus métodos. Yo voy a hacer lo mismo, ya te digo. Voy a sonreír
como nunca en mi puta vida he sonreído. “¡Propicios días!”,
diré. Para que se olviden de mi. Y cuando se hayan olvidado del todo
volveré aquí contigo, a seguir cavando el túnel. ¡Estamos muy muy
cerca! ¿No hueles a mar? Ah, que son las cañerías. Vale, vale.
Está casi a punto, tío. Cuando
estemos fuera vamos a ir a comprar un cerebro nuevo para ti. Pago yo.
¿Que son muy caros? Hombre, tan caros no serán.
¡Que vienen! ¡Pon el póster! ¡Que
ni siquiera huelan la magnífica obra que estamos creando! Son
capaces de destruirla. Sí, son así. Ya los conozco.
Mira, se me ocurre una idea: pon el
GTA. Así creerán que somos como ellos. Qué buena idea, ¿eh? El
arte del camuflaje, como en la guerra. Porque esto es una guerra, no
te engañes. Es una guerra en la que no valen las armas. La guerra
para la que me llevo preparando toda mi vida.
Esto es de cerebro. De estrategia. De
poker. Por eso me pillé el Full House Poker en vez del GTA V. Para
aprender lo que realmente había que aprender. ¿Para qué aprender a
matar a gente con una escopeta si eso no vale? Hay que matarlos con
las cartas. Como Gambito.
¿Que si soy bueno? Jajaja, amigo. Soy
el mejor. Por eso parece que soy idiota.
Ese es el secreto.