sábado, 27 de agosto de 2016

Aviones


Una peli menor de Pixar. Que sea menor no significa que no deba existir, ya sabéis. Esta es una peli para los peques de la casa, no para el hipster emocionado con que los dibujos animados también puedan ser para adultos. Que sí, que ya lo sabemos. Lo sabe todo el mundo, no insistas más, por Dios.


En Pixar, que son una empresa, debieron detectar que el universo Cars conectaba muy bien con los niños muy pequeños. No es para menos. A mi de pequeño lo que más me gustaban eran los coches. Me sabía todos los modelos, iba con mi padre por la calle diciendo todos los putos modelos de coche que había aparcados: este es un Renault 14, este es un Renault 12, este es un Renault 11, este es un Renault 4 (alias 4 Latas)... Mi marca favorita era Renault porque mi padre tenía un Renault 5.

Al hijo de mi amigo Ricardo lo que más le gusta del mundo es Rayo McQueen, el protagonista de Cars.


Está claro que a los niños les flipan, nos flipan los coches.

Así que lo mejor que le puedes dar a un niño es un coche con ojos y boca. Si sabes dibujar, sabrás que un dibujo sólo necesita ojos y boca para estar vivo. De hecho, con los ojos bastaría. Casi me quedo con las cejas antes que con la boca para dar vida a un dibujo. Todo esto significa que el universo Cars es un acierto como la copa de un pino, a pesar de que aleje de la idea primigenia de Pixar de “dibujos para niños y no tan niños”.


Una cosa que tienen los niños a espuertas es dinero. Vamos, el de sus padres, pero eso da lo mismo, si un niño quiere algo lo va a conseguir. Tú puede que no vayas a ver Inside Out porque quieres ahorrar un poco, porque hay crisis, pero tu hijo va a conseguir que le lleves a ver Cars haya crisis o no.

Así que Pixar, que es una empresa, necesitaba un enfoque que le diese más dinero de forma sencilla sin traicionar el espíritu de calidad de la compañía. El universo Cars era, es, el producto perfecto.


Por tanto una buena idea para expandir este universo y seguir haciendo caja es hacer Planes, Aviones, un universo que habita dentro del universo de Cars donde los protagonistas en vez de coches son aviones. Es fácil pensar que en alguna parte del universo Aviones está Rayo McQueen quemando rueda por ahí. Todo encaja de forma sublime, esta gente está claro que ama los juguetes, ama a los niños, sabe cuáles son las reglas que nos rigen.

Aviones trata de un avioncito diseñado para fumigar los campos pero que su sueño es ser un avión de carreras. Es el típico argumento de “tú no tienes que ser lo que la sociedad espera de ti, tú puedes ser aquello que realmente quieres ser”. Es un argumento que está bien pero que a mi me gustaría matizar.


Sí, realmente no tienes ni debes ser lo que la sociedad espera de ti. Eso es un absurdo. Porque la sociedad tenga una percepción equivocada de lo que tú eres en realidad no tienes por qué hacerle caso. Sin embargo, lo que no puedes dejar de ser es lo que eres.

Sé que estoy hilando muy fino, pero es que a eso me dedico. Tienes que dedicar tus esfuerzos a saber quién eres en realidad, no a montarte una extravagante fantasía de quién quieres ser. Ese enfoque es tan absurdo como el de ser aquello que la sociedad espera de ti. No debes ser ni lo que la sociedad espera de ti ni lo que a ti, en tus devaneos fantásticos en tu imaginación, te gustaría ser. Tienes que ser lo que eres. Esa es la verdadera humildad.


La verdadera humildad no consiste en hacerte siempre de menos. La verdadera humildad consiste en hacerte de menos cuando debes hacerte de menos y hacerte de más cuando debes hacerte de más. Esto es, comportarte lo más cercanamente posible a lo que realmente eres dadas las circunstancias.

Así que, no, si eres un avión de fumigar campos eso es lo que debes ser. Querer ser un avión de carreras es una estupidez que te pondrá en peligro a ti y nos pondrá en peligro a todos. Ahora bien, si eres un avión de carreras que ha nacido en el campo, por supuesto que no debes fumigar sembrados. Has de irte a la ciudad a hacerte avión de competición, ya que es para eso para lo que estás diseñado. Lo mismo que si eres un avión fumigador que ha nacido en un circuito de carreras, habrás de abandonar la ciudad para irte al campo a fumigar, ya que para eso estás hecho.


Por eso no me gusta cómo plantea aquí Pixar las cosas. Aquí se nos plantea un avión de fumigación que le ha dado el punto de ser avión de carreras. ¡Chico, pues no! Tú a fumigar. ¿No ves que eres pequeñito y tienes un depósito para el pesticida? Tú a fumigar. Otra cosa sería que se nos plantease un avión que PARECISE de fumigación pero que en realidad fuese uno de carreras, como el cisne parecía un patito feo.

Sé que hilo muy fino, pero de no hacerlo así puedes sugerirle a un niño tonto y torpe que él puede ser lo que quiera en la vida. Y no, chaval, eres tonto y torpe, da gracias con que puedas ganarte la vida honradamente algún día y poco más. Que Pixar no te llene la cabeza con sueños irrealizables porque no lo vas a conseguir. Ni debes, por tu bien y por el nuestro.


Tú no sirves para correr competiciones, hay que ser de otra pasta para eso. Tú eres noble y bonachón, no eres rápido y deslumbrante. Tú tienes que fumigar sembrados porque nadie lo hará mejor que tú. No, no es nada de lo que avergonzarse. Alguien tiene que hacerlo para que los demás podamos comer pan, que es lo que se hace con el trigo que tú fumigas. Si alguien te hace de menos por fumigar trigo dile que venga a hablar conmigo, que yo le pondré en su sitio.

Por eso a mi Aviones bien pero con este matiz. Que ya, que mis ideas son muy avanzadas, que nadie piensa lo que yo hasta varios años después de que yo lo haya pensado. Ya. Pero bueno, para eso estamos, para matizar cosas y que tú ahora te vayas pensando “pues esto que ha dicho el Juan no es tontería, tampoco”.


Cada uno estamos hechos para lo que estamos hechos.