Ah, qué buena Toy Story 3, ¿eh? Qué
bien cierra la trilogía. Ah, no, espera, que están preparando la 4.
Ay, Pixar. No te tenías que haber dejado comprar. Disney te ha hecho
el jugadote, te ha comprado y ahora mola más que tú. Te ha hecho el
lío.
Adelantar por la derecha me parece muy
guay, pero adelantar por la izquierda ya me parece una pasada. Por un
lado es legal. No infringes ninguna norma de circulación. Soy más
rápido que tú ergo te adelanto. Por otro lado es más elegante.
Adelantar por la derecha mola porque
evoca meterte por el arcén, pisar tierra, oyes las piedras chocando
contra los bajos del coche, clonc, clonc, clonc, clonc... Es muy
machote, muy Esparta.
Pero adelantar por la izquierda evoca
el vídeo de Daft Punk One More Time. Una especie de futuro bucólico
de blanca tecnología. Todo es perfecto, ganan los buenos. Adelantar
por la derecha es adelantar a los malos usando sus mismas armas, que
se jodan, ¿no querías caldo? pues toma dos tazas.
Pero por la izquierda ya no usas sus
armas, porque los malos no tienen tan refinadas armas. Ahora que te
he dejado hecho mierda adelantándote por la derecha te remato
adelantándote por la izquierda. Es como tener al dragón que has
dejado moribundo a espadazos pidiendo clemencia y vas y lo rematas
soplándole polvo de hada en la nariz, ese que por su naturaleza
malévola a él le resulta tóxico.
Y el dragón muere. No, no es que esté
moribundo, no. Muere. Se acabó la historia.
¿Existía un final mejor para esta
historia? Ni el mejor de los guionistas hubiera dado con uno más
maravilloso.
A Pixar le han hecho el lío, como a
todo lo que huela a hipster. La naturaleza del hipster es confiada.
Es un crío que nació entre algodones y entre algodones se quiso
quedar el resto de su vida. Para compensar la falta de virilidad que
este tipo de crianza provoca llenó su cuerpo de tatuajes portuarios,
como la mona se viste de seda. Sin embargo, como Podemos, eso no
compensó su falta de solidez real. Las circunstancias, que de tontas
no tienen nada, les ha obligado a permanecer en la oposición a comer
chuscos, cual sargento.
La Guerra Blitz no es tal. La guerra
Blitz es el apaño, las faltas de ganas de trabajar. Es querer seguir
agarrado al cordón umbilical de mamá porque ¡caray! Cortar ese
cordón sí que no. ¿Qué hago yo sin él? Eso me obligaría a caer
de bruces al barro y en el barro me come el PP. No, no es teoría, me
come, como me comió en el patio del colegio en la infancia, como me
comió en Pacha en la adolescencia y como me comió en el lugar de
trabajo cuando era un hombrecito. La Guerra Blitz es poner un nombre
sofisticado a la memitis.
Ese ha sido el gran fallo de Podemos,
fallo que no estoy seguro de que tenga el valor de corregir en el
futuro. Pablo Iglesias realmente estuvo lúcido cuando previó que en
los próximos comicios se pueden comer una hostia de padre y muy
señor mío. Sí, Pablo Iglesias en un buen líder. Tiene visión.
Tiene visión incluso cuando esta no le favorece en absoluto. Hay que
ser serio para poder encajar tal revés.
Me temo que ha llegado el momento de
aceptar la verdad. Los tatuajes se desvanecen y dejan ver lo que
siempre estuvo ahí, camuflado, temblequeante. Un niño memo al que
le pueden todos los demás chicos. Los que votan al PSOE, los que
votan a Ciudadanos, los que votan al PP. Todos. Todos pueden al chico
de los tatuajes, aunque, con tanto tatuaje, amedrente de primeras al
ojo no entrenado.
Tengo un amigo del PP al que se la han
dado con queso pero bien. Realmente se ha tragado los fuegos
artificiales de Podemos. Le han asustado realmente. Yo, como en mis
años de publicidad he estado rodeado de esos memos, me sé todas sus
jugadas, sus recovecos, conozco sus poderes hipnóticos
despampanantes. Lo mismo que conozco que de una buena hostia el mago
hipnótico se pone a llorar en el suelo y la ilusión desaparece. Eso
es lo que le aconsejo a él que haga. Pero fíjate si le han asustado
que no se atreve, a pesar de que es tan grande como una apisonadora.
Temo que Pixar ha abusado en los
últimos años del mismo efectismo. Sí, su background es intachable,
hasta Ratatouille, incluida esta, su carrera es per-fec-ta. Ni una
mácula. A partir de ahí empezamos a hacer trampas. No pasa nada,
todos tenemos derecho a cometer errores. Lo único es que al final
hay que pagar. Siempre hay que pagar.
Así que ahora estamos en un escenario
en el que Disney ha superado a Pixar, lo mismo que el PSOE, me da la
sensación, va a superar a Podemos en molonismo en los próximos
meses. Porque, sí, puede que cuando hubo que dar la cara no la
dieran, es verdad. Pero no se puede pasar por encima de no sé
cuántos años de historia y de trabajo con una Guerra Blitz de niño
mimado. Lo siento. Eso es trampa.
Y ya bastantes trampas hemos aguantado
estos últimos años.