Tropico hay que tenerlo porque sale un
señor así parecido a Fidel Castro en la portada. Recuerda tiempos
mejores cuando lanzar un juego no era casi una operación militar,
sino un plan de fin de semana de unos colegones que se reunían para
programar unas movidas, llamaban al ilustrador que se parecía a
Azpiri pero cobraba la mitad que este y se bajaban todos juntos a
mamar cerveza al pub de al lado del estudio que tenían alquilado
para hacer los juegos.
Sí, la era de Microhobby. Hoy parece
super tierno, pero fue aquella semilla la que engendró esta enorme
planta de mostaza de la que hoy comen los más estúpidos directores
de marketing cuando se les llena su sucia bocaza hablando de Pokèmon
Go. Lo siento, si no estuviste cuando Microhobby no tienes derecho a
hablar de nada. Tienes derecho a sentarte y estar callado mientras
miras cómo hablamos los mayores, pero nada más. Ni se te ocurra
abrir la boca o de la patada en el culo te mandamos a tu master en
Esic.
Los galones son importantes, como deja
claro el protagonista de la portada del juego que nos ocupa. Los que
hemos labrado la tierra somos más propietarios de ella que nadie más
y eso es imperativo respetarlo. De no ser así, ya sabes, patada.
Aquí lo que tenemos son pelos en el pecho y huevotes entre las
piernas así que, no, no estamos interesados en tu “innovadora
manera de hacer las cosas”. Crees que es innovadora porque no has
labrado la tierra, si lo hubieras hecho verías cómo tu sistema
tiene tantos cabos sueltos que te echarías a llorar.
Soy un gran amante de la teoría porque
tengo cerebro. Y al cerebro le gusta mucho la teoría, se deleita.
Pero un cerebro bien-bien, no un cerebrito normalito, sabe que la
práctica se parece más a un perro pulgoso que a un superordenador.
Todas las maravillosas teorías se desploman cuando te das cuenta de
que ese novedoso sistema que propones no se puede aplicar por un
motivo muy sencillo: porque Malaquías, el encargado, a esta hora
hace siesta, y no sabes cómo se pone Malaquías si le jodes la
siesta. Y en tu maravilloso plan de mejora de la productividad pone
que a la hora que Malaquías hace la siesta Malaquías tiene que
hacer no sé qué hostias, y eso no lo vas a conseguir. Vamos,
prueba, pero entiéndete tú con Malaquías. Tiene mala gaita, te
dejo advertido.
La vida es así. La vida no entiende de
mejoras de la productividad. Entiende que todo cuanto más fácil
mejor. Entiende que es preferible que no esté todo perfecto-perfecto
si a cambio tienes que dejar de echarte la siesta. Es preferible
estar a bien con tu mujer que un despacho 4 metros cuadrados más
grande. Es mejor ir a charlar con los amigos mientras tomas café que
una foto tuya siendo el empleado del mes. De no entender esto me temo
que eres un niño todavía. Y con quien niños se acuesta meado se
levanta. Esa es otra de las cosas que no enseñan en Esic.
No te esfuerces tanto, hombre. Si
vivimos en España. Yo entiendo que un sueco, chico, pues se devane
la cabeza intentando resolver el complicado sistema de ecuaciones que
es cómo gastar su tiempo. Pero aquí... Pero mira qué solecito.
¡Pero mira qué mujeres! Tienen un carácter que ya-ya, pero ¡qué
mujeres! Son mejores que las suecas, quizás no para pasar modelos
pero sí para hacer la casa. Y hacer la casa es clave, crucial. Es un
trabajo que, también, exige el mayor de los respetos. “No, pero yo
pago una asistenta”. Sí, una asistenta que piensa que eres
gilipollas. Vaya genio que estás hecho. No me compares la cama hecha
con amor por tu mujer que por una asistenta que se ríe de ti en
cuanto te das la vuelta. No seas pardillo.
Cuando uno ha labrado la tierra se da
cuenta de las cosas que son importantes y las que no. Ese sí es un
buen plan de eficiencia. Labrando la tierra sí se aprende a ser
eficiente, no estudiando en un despacho en la capital cómo se
debería labrar la tierra. ¿Pero tú qué sabes, niño? Baja aquí
con nosotros un rato, y si cuando vuelvas a subir ves las cosas de la
misma manera, adelante. Sigue con tu “plan de eficiencia”. Pero
te aseguro, porque ya lo he visto muchas veces, que es imposible que
pienses igual después de labrar la tierra.
De seguir pensando igual lo que serías
es un niño caprichoso e insoportable y lo que haremos será echarte
al pilón, para que no nos molestes más con tus tonterías. ¿Ves?
Eficiencia pura. Los elementos del sistema que atentan contra el
sistema mismo van al pilón. Y sin haber estudiado en Esic.
Tío, de verdad, piensas demasiado con
la cabeza y muy poco con el corazón. Eso es propio de niños pera
que se refugian en su cabecita porque el mundo de verdad les parece
demasiado aterrador. ¡Oh, qué rudos labriegos! ¡Prefiero pasarme
la vida imaginando una hipótesis que no va a ir a ninguna parte a
relacionarme con ellos! Pues muy bien. Si vas a acabar en el pilón
igual. ¿No ves que de eso no nos hemos librado ninguno, salao?
No, hombre, no. Mira, ponte Tropico.
Ahí te enseñan cómo administrar un país bananero, que es lo que
son todos los países en realidad. ¡Uy, cuántas pantallas LED! ¡Uy,
cuántos taxis de Uber! Que no, que eso son adornos, atontao. Que la
verdad es la misma en todas partes: estar tranquilos, ir pa casa con
tu mujer y tomar el café con los amigos. No vas a encontrar en tu
puta vida, garantizado, un sistema más eficiente que ese. Sostenible
hasta la noche de los tiempos. No te preocupes.