De este juego lo que más mola es la
portada, un Mario ahí agresivo cuando Mario siempre es pacífico y
simpático. ¡Cuántos registros tiene Mario! Me recuerda a mi, ambos
somos unos actores como la copa de un pino.
Si yo fuera actor no sé si sería de
El Método, porque me temo que mi Método es mejor que El Método. En
todo caso sería de El Método de George Constanza, que reza lo
siguiente: si tú te lo crees, no es mentira. Realmente Larry David
es uno de los genios más grandes de nuestra era, quizás en el top 3
con bastante facilidad.
Para engañar a la gente lo fundamental
es engañarte primero a ti mismo. Porque si no siempre se te va a ver
ese brillo en los ojos que delata que les estás intentando hacer el
lío. Si el enemigo es un tonto pelao, bueno, pues igual no se da
cuenta, pero a poco que te enfrentes a alguien menos tonto que un
calcetín te van a pillar la jugada.
Este método exige una poderosa
fortaleza mental, porque si no puedes volverte loco. Necesitas crear
una suerte de andamiaje metafórico al que agarrarte porque de no ser
así es fácil que te caigas al suelo estrepitosamente. Sin embargo,
si tienes las cualidades necesarias para este tipo de aventuras te
las recomiendo encarecidamente porque no habrás hecho nada en tu
vida más divertido. Palabra.
No sé dónde leí (me temo que
escuché, porque yo no leo nada) que los artistas mienten para decir
la verdad mientras que las personas corrientes hacen lo contrario. Es
algo que, bueno, aunque me parezca un poco redicho y repipi, me vale
para agarrarme. Sí, efectivamente. Así es. Yo fingiré ser el malo
porque soy el bueno, mientras que el malo fingirá ser el bueno.
Tienes que entender estas pequeñas claves si quieres atravesar con
éxito la comedia humana.
¿Te la estoy liando porque te quiero
sacar algo o te la estoy liando porque quiero que te des cuenta de
algo? Si fueras menos tonto no sería necesaria tanta fanfarria, pero
tu estupidez hace que tenga que recurrir a todos estos embustes,
brillantes, por otra parte. Que no te des cuenta de mis verdaderas
intenciones forma parte de la diversión y es preferible que así
sea.
Tu estupidez hace que mi inteligencia
tenga sentido. Te estoy profundamente agradecido. De no ser por tu
mediocridad mi presencia en el mundo no sería necesaria, porque ya
entenderías todo lo que yo te quiero explicar. De no existir tú
¿qué haría yo? Así que no te fustigues por no entenderme a la
primera, bésate más bien si llegas porque es lo que yo quiero hacer
pero las formas no me lo permiten.
¿Mi dardo envenenado estaba cargado de
veneno o de la vacuna que te curará de tu ceguera? Como bien sabes,
espero, las vacunas no son más que veneno reducido con agua que
permite que tú mismo, sin ayuda de nadie, crees las defensas
necesarias que tu cuerpo necesita para enfrentarte al verdadero
veneno. Si me crucificas a mi ¿por qué no al buen doctor? De
acuerdo, el pinchazo duele, y sí, te he inoculado gérmenes en tu
torrente sanguíneo. De acuerdo. Pero fíjate bien en las intenciones
que tanto el buen doctor como yo tenemos en realidad. No buscamos tu
muerte, buscamos tu resurrección. No te enfades, no seas infantil.
¿Has visto Sospechosos Habituales, no?
¿Quién era Kaiser Söze? El que menos pinta tenía de serlo. El
cojito, el tullido. El cojito que ni era cojito ni era tullido. Te ha
estado engañando durante todo el interrogatorio. El cojito y yo
usamos los mismos métodos, porque fingimos ser cojos porque somos
los menos cojos de todos.
Puede que te estés preguntando ahora
mismo que, si yo soy ese cojo que no es cojo, por qué te lo estoy
confesando abiertamente. Mi confesión acaba con mi juego. ¿O no es
así? ¿Hay otra trampa escondida en esta confesión? ¿Todo lo que
he dicho es mentira? ¿O es verdad y te la confieso porque tengo otra
jugada ulterior para la que es necesaria que confíes en mi? ¿Existo
realmente? ¿Existes tú? ¿De qué va todo esto? ¿Quién eres tú?
¿Quién soy yo?
Ya te digo que jugando a esto puedes
volverte loco. Pero si consigues mantener la cordura te lo pasarás
tan bien como me lo estoy pasando yo.