martes, 30 de agosto de 2016

Game Boy Color


Yo nunca tuve una Game Boy, así que le tuve que poner remedio a eso. Me compré esta en un Cash Converters pagando un precio excesivo, me temo. Pero dejaré tal trauma, pagar más de lo que algo vale, para lamerme en privado mis heridas.


Game Boy es la protoconsola, la consola perfecta. Un gadget que cabe en el bolsillo de atrás de tus Levi´s (mal sitio para meter cualquier gadget porque se te puede partir por la mitad) con el que con cuatro pilas AA (dos en el caso que nos ocupa) puedes tener horas y horas de diversión. El producto pop perfecto. Tan perfecto es que me resulta aburrido.

Yo nunca tuve una Game Boy porque me parecía un gasto tonto, y a mi los gastos tontos es algo que no me gusta nada. Tenía la Super NES y la Mega Drive y, mira, yo al colegio iba andando, no en autobús, así que no iba a usarla en ese tiempo. En el recreo tampoco te ibas a poner a jugar a la Game Boy pudiendo jugar al Josefo, juego de pilla pilla que me inventé cuya característica distintiva es que siempre se la ligaba Jose David, alias Josefo.


Como ves, a mi me gustan los diseños directos, sin ambages. La cuestión es humillar a Jose David, ¿no? Bien, esto es lo que se me ocurrido. ¿Conformes?

Afortunadamente, Jose David nunca puso peros a este diseño. Le agradezco su humildad para que todos nos lo pudiéramos pasar tan bien.


Fran se compró la Game Gear, porque era la consola de los que van un paso por delante, los que no quieren caer en la obviedad. El pero de la Game Gear es que consumía seis pilas AA en una tercera parte de tiempo de lo que la hacía la Game Boy con cuatro. Así que la Game Gear fracasó.

Sin embargo, la Game Gear tenía el accesorio del sintonizador de televisión, y en aquellos tiempos eso de poder ver la televisión en un aparato portátil era algo asombroso, merecía la pena el gasto.


La Game Boy era tan buena, tan obviamente buena, que yo preferí que mi consola favorita portátil fuera la Atari Lynx, la primera consola portátil que salió al mercado. ¿Creías que era la Game Boy? No, la Game Boy fue la segunda. La primera fue la Atari Lynx.

La Atari Lynx era un monstruo espantoso, enorme. Esa consola la tenías que llevar en la mochila y no quiero ni pensar en su consumo de baterías. A cambio, tenía los gráficos más potentes y te venía de regalo el California Games, juego de surf, patinaje, BMX y otra cosa de la que no me acuerdo que molaba que te quedas loco, de lo que molaba. El juego de surf era el mejor de los cuatro.


A mi siempre me gusta la cosa rara. Como un compañero sugirió una vez, yo tengo un gusto exacerbado por lo extraordinario. La Game Boy es perfecta, es el Partenón, y a mi el Partenón no me gusta. O sea, me gusta, por su pureza exquisita, pero... No sé, parece que la pureza exquisita es lo fácil de hacer. Claro, claro que necesitamos pureza exquisita. Pero cuando acabes de hacer cosas de pureza exquisita avísame, que entonces llegaré yo con los diseños locos que desafíen a tu imaginación e intelecto.

Yo hago las cosas que son necesarias cuando las cosas imprescindibles ya están sobre la mesa. Soy ese que va a tu casa perfectamente decorada y se fija que ese enchufe está colgando un poco. Tú no te habías fijado, o no querías que nadie se fijara, pero ¿entonces para qué me invitas?


Si voy a tu casa, prepárate, porque voy a abrir los cajones y alacenas como si estuviera en la mía. Al no tener yo nada que ocultar no puedo pensar que tú sí lo tengas. Me gusta vivir de forma transparente porque hacerlo de otra manera exige un gasto tonto de energía, y ya hemos acordado que a mi lo que no me gustan son los gastos tontos.

No lo hago “por buscarte las vergüenzas”, que seguro que las tienes, lo hago para ver qué cosas extraordinarias guardas en tu casa. A mi me encantaría que revolvieses en mis cajones para que pudieras ver qué cosas más extraordinarias tengo yo, pero como no lo haces me tendré que conformar con ver yo las tuyas, que por desgracia no son tan extraordinarias ni de chiripa.


Así que la Game Boy me encanta pero si yo diseñase una consola sería como la Atari Lynx. No por las burdas razones de Atari, que pensaron que ese retorcido diseño podría ser el ganador de una competición en la que es obvio que menos es más y por tanto era evidente que iban a fracasar, como ocurrió. Yo diseñaría esa porque es la más desafiante.

Y ese es mi rollo. Ser desafiante.