domingo, 21 de agosto de 2016

La Torre de las Sombras


Un juego que me encantaría saber pasar de la segunda fase, pero no sé. Es un horror, porque el concepto, bueno, más bien el concepto “gráfico” me fascina.


El asunto es que tú no eres el personaje, eres su sombra. Y no te relacionas con el entorno, sino con las sombras que este proyecta.

Si no te suena bien, no sé, vete a comer salchichón.


Hudson Soft son los creadores de Bomberman, y sólo por eso ya están en el Olimpo de los videojuegos. Fíjate qué fácil es pasar a la Historia. Con un éxito ya estás ahí.

Pero claro, es que no todos los éxitos son tan perfectos como Bomberman. No todos son tan preciosos, tan encantadores. Y tan sólidos, no como un hipster. Bomberman es un hombre dulce, no un hombrecillo remilgado. Hay diferencia.


Hudson también hizo Adventure Island para SNES, una copia (qué más da) de Wonder Boy para El Cerebro de la Bestia de Nintendo. Nintendo necesitaba algo para competir con Sega y llamó a Hudson.

Hudson también hizo Bonk. ¡Hombre, Bonk! ¡PC Kid! No se puede molar más que PC Kid, es muy difícil. Sí, hombre, la mascota de Turbografx. ¿No te acuerdas? Aquel niño cabezón como super japo que se cargaba a los enemigos a cabezazos. ¿No te acuerdas?


Te tienes que acordar. Lo que pasa es que ahora no caes.

Hudson es una compañía dulce. No almibarada, dulce. Dulce como las fresas, que son así de natural. Todo lo que hace es encantador, todo es really cute. Ese rollo japonés clásico, de irte por Shibuya a molar a toda pastilla, a estremecerte de cosquillitas. Su logotipo es una abejita, bzzzzz. Así de simple. Tan simple como el amor.


La Torre de las Sombras tiene un halo conceptual pesado, no es ese sabor al Hudson de toda la vida, pero no deja de encajar en el estilo de la compañía en absoluto. Por casualidad, por el destino o por alguien realmente inteligente (esto último me lo creo menos, la verdad) el título de este juego está traducido al español. No se puede ser más cute. En vez de ponernos el amenazador título Tower of Shadows (o algo así será, digo yo) nos pone el mucho más amable título La Torre de las Sombras, que ante la supuesta versión en inglés te hace suspirar aliviado. ¡Uf, qué susto! ¡Me habías asustado! Vale, vale, ya veo que no es para tanto. ¡No me lo vuelvas a hacer! ¡Casi me muero de miedo!

Luego el halo etéreo que rodea la misma idea de una sombra, claro. Tiene algo espiritual. No hay nada físico en este juego, o al menos no tiene trascendencia en la jugabilidad. Son todo sombras, te subes a la sombra de una plataforma, subes por la sombra de una cuerda, caes a la sombra de un abismo. ¡Vaya! Quita, García Lorca. Perdona que te diga, pero La Torre de las Sombras me gusta mucho más que tú. Es mucho más poético sin ser redicho, como tú. ¡Uf! ¡Qué chico más pesado, ese Lorca! ¡Madre mía!


Vete a que te cuide mamá, anda. Que nos tienes agotados a todos.

Y nada, que yo no sé qué hace Hudson últimamente. Tampoco estoy tan puesto, no te vayas a pensar. Pero cuando uno ve el logo de la abejita, bzzzzzzzz, uno sabe que ha llegado a casa.


¿Qué hace García Lorca en el sofá? ¿Pero, pero...? ¡Ese señor es un farsante! ¡Echémosle de aquí! ¡Anda, estúpido! ¡Mequetrefe! ¡Que no te volvamos a ver por aquí!