domingo, 28 de agosto de 2016

Año Uno


Esta es una comedia sobresaliente, no en vano está dirigida por el gafas de Los Cazafantasmas, hoy tristemente desaparecido. Un bello artesano que sí tenía cosas buenas que decir al mundo.


En esta peli lo demuestra. También queda demostrado en los extras, donde podemos ver el final alternativo que se rodó. En el final alternativo los pecadores quedan castigados bajo la furia de Dios pero, ¿qué tipo de final es ese? Un final sin esperanza. Así que el final que quedó al final es en el que la gente entiende el buen camino y todos acaban contentos.

Ese es el tipo de final que pondría un verdadero genio, porque los genios traemos esperanza, no desesperación.


Bueno, a mi a veces me gusta traer un poquito de desesperación, pero sólo por verte asustado. Pones una cara muy divertida. Los genios, además, somos traviesos.

Jack Black, odiado por muchos, a mi me encanta. Es un tipo en el que veo verdadera pasión. Es un actor de teatro, un tipo “classically trained”. Todo el mundo debería ser “classically trained”, aunque sólo sea para luego mandar las normas clásicas a freír morcillas.


Michael Cera, como dice el propio Black en los extras, es un chaval increíblemente profundo. Puede conmoverte apenas moviendo un par de músculos de la cara. Encima tiene unas piernas preciosas, como exageradamente bonitas. Demasiado bonitas para un hombre, es exagerado.

Luego en esta peli sale un actor de esos diabólicamente cachas que a mi me gustan tanto, el malo de la tribu que al final se hace bueno. Lo que les pasa a todos los cachas, en realidad. Debe medir como un par de metros fácilmente y su cuerpo está hecho de roca gomosa, durísima pero con un primer tacto blando. La perfección hecha hombre.


Yo una vez tuve la suerte de ligarme a una negrita cuyo cuerpo tenía un tacto parecido al que intento describir aquí. No tan musculoso, porque era una mujer, pero igual de increíble. Yo lo describía a los amigos (porque para eso vale ligarse a una negrita, para contárselo a los amigos) que era como una goma de borrar. Las gomas de borrar están duras pero a la vez blandas, blandas pero a la vez duras. No es como la masa del pan, que está demasiado blanda. No es como la madera, que está demasiado dura. Es ese tacto prístino que te hace recordar a una mujer aunque ya hayan pasado los años.

Ya ves, ella igual intentó deslumbrarme con su conversación, con su buen gusto, con lo que sea. Pero yo lo que recuerdo de ella es aquello a lo que seguro que ni da importancia, que su carne es como una goma de borrar. ¿Sabes que tu carne es como una goma de borrar? Ah, pues no, en eso no había reparado. Sin embargo mira qué Adidas más bonitas me he comprado.


Tus Adidas me parecen un pufo, super obvias, super poco inteligentes. Pero tu culo me parece super inteligente. Si lo hubieran hecho en un laboratorio a ese laboratorio le darían el Premio Nobel. Pero, ya ves, tú crees que a la gente le debes gustar por tu gusto en zapatillas. ¡Cuan equivocada estás!

A la gente le gustamos por lo que no nos cuesta trabajo hacer. Yo podría estar escribiendo eternamente, sin parar, cosas que no me cuesta nada en absoluto escribir. Me cuesta más no escribir que escribir. Sin embargo tú darías ese culo de goma de borrar por escribir una línea tan bien como yo. Y yo daría todas mis líneas por un culo como el tuyo.


¿No ves que estamos destinados a entendernos? ¡Caray, no te hagas la estrecha, que no me lo creo! Venga, trae pacá ese culo. Que, no sé, le hago una oda.

Es eso lo que te gusta, ¿no? Que te recite poesía. Pues a mi me gusta tu culo. Para querernos no tenemos que hacer esfuerzo.


¿No es precioso?