martes, 16 de agosto de 2016

NBA Jam


¡Boomshakalaka! El abracadabra de los salones recreativos. ¡Boomshakalaka! No se puede decir más con menos.


NBA es el arcade de Midway que convirtió los tactiquísimos partidos de la NBA en un eterno encuentro de los Harlem Globetrotters. Partidos de dos contra dos en los que, encima, los jugadores tienen enormes cabezones digitalizados de la jeta original del jugador. Se ve que la digitalización que aprendieron a hacer en Mortal Kombat (también de Midway) les moló y le quisieron sacar más provecho.

Yo, que de pequeño nunca logré encontrar “ese deporte al que yo era bueno”, probé con el puto baloncesto también. En el garaje de mi tía Angustias hicimos un agujero en uno de los pilares centrales de la casa (nosotros sí que éramos NBA Jam, nosotros sí que éramos boomshakalaka) y ahí metimos el aro de una canasta, rellenando el hueco con cemento para que se mantuviese ahí colocada. Y utilicé esa canasta para aprender a ser bueno al baloncesto. ¡Ahora se iban a enterar!


Mi error clave al enfocar el tema deportes, ahora lo sé, es que mi problema no era tanto la técnica sino la aversión por el contacto físico. No, a ver, no soy tan nerd. O sea, sí, pero no en plan tanto. En los deportes cuenta más el pressing, el agobiar al rival, que el que sepas o no meter una canasta desde tal distancia. Si los partidos de baloncesto fuesen un concurso de triples quizás yo podría hacer un buen papel. Pero no es así. Los partidos de baloncesto, como todos los partidos de todos los deportes del mundo, tienen más que ver con empujar, placar, molestar e incluso golpear. Y yo, que soy más caballero de lo que nunca habría soñado, tengo problemas con esos conceptos.

Yo soy el típico que te deja pasar con la pelota porque, rayos, cómo le voy a estorbar a usted, mi buen señor. Está usted haciendo una labor maravillosa con el balón, querido amigo, no puedo hacerle la trampa de empujarle ahora que no mira nadie. Es más, voy a apartarme un poco en su camino hacia la canasta como premio al esfuerzo que está usted poniendo en este partido. No, no, pase usted delante. Insisto.


Este rollo no vale para el deporte. Quizás para el boxeo de caballeros o la esgrima, pero no para lo que es el deporte como el patio del colegio nos enseñó que es. ¿Me interesa, por tanto, aprender un deporte como la esgrima? Tampoco. Para más inri, soy lo suficientemente exquisito como para rechazar los clubes de caballeros exquisitos, porque su existencia sugiere que todavía hay clases. Y, lo siento, aunque mis amigos sean una panda de cabestros de categoría premium, son mis amigos, y la gracia que tienen, precisamente, es lo cabestros que son.

El fracaso en los deportes está escrito en mis genes. Soy incapaz de joder a alguien si no es por exigencias del guión. Si alguien está abusando de los demás, por ejemplo. Si se está pasando de listo, por ejemplo. Mi estricto código ético me impide llegar a levantar la copa de la Champions League.


Que sí, que ahí tienes a Cesc, por ejemplo. Sí, vale. Pero que he elegido otro camino en la vida. Podría haber llegado a ser Cesc pero pasé. Tampoco me vayas a hacer un drama.

Además, ¿para qué quiero todo eso si tengo NBA Jam? En NBA Jam puedo ser todo lo hijo de puta que me permita mi corazón sin molestar a nadie. Y me temo que en la realidad jamás podría llegar a hacer un mate como los que aquí se plantean.


Píllate NBA Jam, hombre. Es un pedacito de historia. Además ¡vaya nombre más redondo! ¡NBA Jam! ¡Qué corto! ¡Qué sonoro! ¡Lo dice todo en un plis! Un ejemplo pop de la sección áurea, el patrón matemático en base al cual está edificado El Partenón.

Sí, ya sé que el iPod también lo es, pero, joder, el iPod aburre a las ovejas ya. ¡Que le den por culo al puto iPod! ¡El que hoy tenga un producto de Apple es gilipollas! ¡Ya está! ¡Apple está más pasada que la mierda! Apple duró exactamente lo mismo que duró su creador, Steve Jobs. El resto es paja, es un señor con una misión que le queda bochornosamente grande.


¿Qué ha hecho Apple desde que murió Jobs? MacBooks Air de colores e iPhones de colores. Stacys Malibu con un sombrero nuevo.

Pero... ¿Pero ustedes a quién pretenden engañar? ¿Pero ustedes se creen que yo soy idiota? ¡Cierren la puta fábrica de Apple! ¡Su existencia ya no tiene sentido! Apple era Steve Jobs, pretender otra cosa es... Ridículo.


Ah, mis putos amigos subnormales. Qué haría yo sin ellos. Aburrirme en un asqueroso club de caballeros. Puagh.