¡Bueno! ¡Llegamos a la madre del
cordero! ¡Mi juego favorito de todos los tiempos! No, no soy tan
osado como para elegir un juego de 8 bits, de 16 bits. Aquella época
fue maravillosa, requetemaravillosa, pero no por eso puedo dejar de
ver que SFIV es lo mismo que SFII pero en mejor. Ya está. Nadie se
debería sentir herido por esto.
SFIV respecto a SFII es el nuevo Mini
respecto al Mini clásico. ¡Qué bonito es el Mini clásico! ¡Qué
cuco! ¡Qué torpedín! Pero, coño, ¿cómo vas a ir por la vida hoy
en un Mini clásico? ¡Pero si es enanito! Yo no sé cómo la gente
podía ir antes en un Mini clásico, de verdad. Sé que la estatura
media ha subido con los años, pero, coño, ¿tanto? Yo alguno veo
todavía por la calle y eso parece de los clicks de Playmobil.
El nuevo Mini es un cochazo. Así. No
descubrimos aquí nada nuevo. Un co-cha-zo. Y el nuevo-nuevo, que no
sé si os habéis fijado que ha salido uno nuevo respecto al nuevo,
es mejor todavía. Como el New Beetle, ha apostado por hacer un coche
de mayor envergadura prescindiendo del “encanto de lo cuquín”.
Me parece el movimiento correcto, el que requiere valor, el que
exigen los tiempos. Lo fácil era el inmovilismo, el hacer caso a esa
verdad tan Lavapiés que es “el Mini, por definición, ha de ser
pequeño”. Ah, amigos de Lavapiés. Tan buenas intenciones y tan
poco talento. Qué poca pericia a la hora de ver la clave de las
cosas…
El nuevo Mini es un pepinazo. Y me
gusta el hecho de que ya no es un “pepinazo camuflado”, como era
su anterior versión. Es un pepinazo y ya no necesita esconderse.
¿Para qué? ¿A quién engañaríamos a estas alturas? Un pepinazo
necesita más espacio para explayarse, por eso el nuevo Mini es más
grande. Bigger, better, faster, more. ¿Why not? ¿Why not, Lavapiés?
Con Street Fighter pasa lo mismo. Aquí
yo peco también un poco de romántico. Del Street Fighter IV, que yo
sepa, se han hecho cuatro versiones: SFIV, Super SFIV, Super SFIV
Arcade Edition y Ultra SFIV. A mi la que más me gusta es la primera
porque fue la que tuve primero y es de la que enamoré en primera
instancia. Tu primera novia siempre será la más guapa, por muy
guapas que sean las que vienen después. Es así, tu pueblo también
es el mejor de todos, no hay discusión.
A SFIV soy muy bueno. No sé si ganaría
alguna competición porque en esos sitios se juega jodidamente duro,
pero en una reunión social, si es que en alguna reunión social
normal se puede jugar a SFIV, haría muy buen papel. Entre los tres
primeros quedaría casi seguro, y tendría que ser esta una reunión
social de gente así como especialita.
Igual a ti te parece tonto que a mi me
haga ilusión haberme pasado SFIV Arcade Edition en Superdifícil con
varios personajes, pero para mi es uno de los logros que más valoro
de mi vida. Ha sido un trabajo concienzudo. No esto de llegar y besar
el santo, ganar a costa de un sprint, al estilo “Guerra Blitz”, o
no sé qué coño decía Pablo Iglesias. No, Pablo. No, hipsters. No,
memos. Las cosas bien hechas requieren tiempo. ¿Por qué creéis que
el imperio de la derecha es tan colosal, tan indestructible? Porque
llevan no sé cuántos años dando el callo para construirlo. ¡La
casa del PP será todo lo aburrida que queráis, pero es una casa
como Dios manda! ¡No es un puto chabolo de hippies que se pasan el
día jugando a hacer burbujitas de jabón! Eso tiene un trabajo
impresionante detrás, tíos. Cuando uno elige una
derecha-way-of-life renuncia al glamour, a los focos, al glitter,
pero apuesta por algo más consistente, el trabajo serio. Y en eso
tanto el PP como yo os damos sopas con ondas.
Yo respeto a los fachos por eso. Son
espabilados. Saben a qué juegan. Vosotros no, vosotros os creéis
que por vuestra cara bonita hay que daros dinero. ¡Pero bueno! ¿Qué
desfachatez es esta? No, no, no, estáis muy equivocados sobre lo que
es la vida. ¿Creéis que los fachos, que llevan toda su puta vida
construyendo su imperio, os lo van a regalar ahora porque hagáis
cuatro manifestaciones en Sol? ¡De ninguna de las maneras! Vamos, no
por maldad, sino por respeto al esfuerzo. “No, pero es que son muy
tiranos”. Bueno. Igual sí. Pero tiranos serios. Y yo a la gente
seria la respeto.
Mi trabajo con SFIV bebe de la derecha.
De lo que yo entiendo que tiene de bueno la derecha. De ir poco a
poco. De intentarlo, fracasar, y volver a levantarte. De que te dé
miedo Seth, el enemigo final, y de sobreponerte a ese miedo no
negándolo sino sintiéndolo para así, finalmente, trascenderlo.
Cada día un poquito. Refinar la técnica. Hacer alguna trampilla.
Medir hasta cuánto puedes hacer trampas y desde dónde es poco
ético. De encontrar un estilo propio. ¡Un estilo propio! Eso sí
que exige esfuerzo, y no la Guerra Blitz.
¡Cuántos rivales se han mosqueado
conmigo en el on line porque no ven ni por dónde les vienen las
hostias! Te doy, pum, salto y te doy por detrás. Te giras y ¡oh! Ya
no estoy. Y te cojo por detrás. Y antes de que te levantes y
recuperes el equilibro mental ¡plaaaaaaaaffffffff! ¡Focus Attack!
“¡No vale hacer Focus Attack cuando me estoy levantando!” No,
no, sí vale. Si fueras bueno sabrías que eso se contrarresta
haciendo un shoryuken. Pero claro, como tú por la vida pasas
tirándote peditos pues eso no lo sabes.
“¡No vale difamar al contrario!”.
“¡No vale conspirar!”. No, no, sí vale. Di que tú no sabes
hacerlo, pero valer sí vale. Aprende tú a difamarme a mi y a
conspirar contra mi. Y ahí sentiré que tengo un rival enfrente
digno de mi. Esto es una pelea callejera, tío. Street-Fighter. ¿Qué
no entiendes? La política también es Street Fighter. Vale hacer
Focus Attack antes de que te levantes. Lo que pasa es que tú te
crees que debes ganar sólo porque te has autoerigido como Tocado Por
La Vara De Dios. Y, bueno, si hablamos de trampas, te he de decir, mi
querido amigo, que esa es la peor.
Un trabajo serio el que he hecho yo con
SFIV, sí señor. Desde cero. Desde lo más bajo. Y ahí, pim pam,
día a día, mejorando, cuestionándome, haciéndolo todo cada vez
más limpio. Construyendo un sistema que pueda, en una batalla real,
plantarle cara a la derecha. Todo sólido. Sin fisuras. Sin cabos
sueltos. Un sistema de izquierdas que sea una alternativa real al de
la derecha. Ese es mi juego.
¿Cómo no voy a respetar a la derecha?
Si les he copiado a traición. No saben lo agradecido que les estoy.
He cogido su sistema, lo he descompuesto en sus partes y he montado
el mío propio con sus partes más claves. Joder, si son mis
maestros. Les voy a ganar, pero desde el más profundo de los
respetos.
Así se gana, Pablo. Que pareces nuevo.
Bueno, es que eres nuevo, claro. Se me olvidaba.