sábado, 1 de abril de 2017

La invención de Hugo Blu Ray

Esta peli está como bastante bien. Los actores son de level. Sale el niño de El Juego de Ender, la niña de Kick-Ass, el malo-cebo de Iron Man 3 y uno que hace así como de tonto pero que le tengo yo por ahí visto en sitios de calidad.


Total, que esta es una peli con actores de calidad. No van de mega-estrellas aunque lo sean. Y ese detalle es el que les convierte en estrellas gigantescas.

Si eres una estrella pero en tu barrio se ríen todos de ti, lo siento, amigo, no has conseguido tu objetivo.


Ser una estrella a costa de que todos los de tu barrio se rían de ti es facilísimo. No hace falta más que ser un gilipollas. En el barrio es muy difícil hacer las cosas, porque en el barrio no vale ir de guay. Si te saltas esa norma ancha es Castilla, pero la gracia de todo esto es meter gol sin hacer falta.

Además, a largo plazo es una estrategia espantosa. Ser una estrella, tarde o temprano, se acaba. Y luego tienes que volver al barrio. Y como hayas ido demasiado de guay en el barrio no te van a querer ni ver. Por lo tanto acabarás la vida solo y rechazado, porque has dedicado tu energía a los pelotas y no a la gente que te quiere seas o no una estrella.


Por otro lado, todos tenemos derecho a probar cosas. Claro que sí. No pasa nada porque una temporada te hagas el Mick Jagger, porque como en el barrio te queremos no le vamos a dar importancia. Pero bueno, tampoco te pases.

Como mucho luego te vamos a vacilar llamándote “Mick Jagger”, pero en un par de meses se nos ha pasado y luego le tocará pillar al siguiente. Porque en el barrio somos así, sólo buscamos maneras de pasar el tiempo. Reírnos de ti o del otro nos da igual, el caso es reírnos de alguien.


Así que, bueno, estas son un poco las normas del juego: puedes hacer todos los saltos mortales que quieras pero, eso sí, has de caer de pie. Si no no vale.

Por lo tanto que hagas siete mortales seguidos en el aire no vale de nada si, al caer, te tuerces el tobillo. La gente no ha pagado su entrada para ver cómo la cagas al final. No digas que no te lo advertí.