Esta peli está como bastante bien. Los
actores son de level. Sale el niño de El Juego de Ender, la niña de
Kick-Ass, el malo-cebo de Iron Man 3 y uno que hace así como de
tonto pero que le tengo yo por ahí visto en sitios de calidad.
Total, que esta es una peli con actores
de calidad. No van de mega-estrellas aunque lo sean. Y ese detalle es
el que les convierte en estrellas gigantescas.
Si eres una estrella pero en tu barrio
se ríen todos de ti, lo siento, amigo, no has conseguido tu
objetivo.
Ser una estrella a costa de que todos
los de tu barrio se rían de ti es facilísimo. No hace falta más
que ser un gilipollas. En el barrio es muy difícil hacer las cosas,
porque en el barrio no vale ir de guay. Si te saltas esa norma ancha
es Castilla, pero la gracia de todo esto es meter gol sin hacer
falta.
Además, a largo plazo es una
estrategia espantosa. Ser una estrella, tarde o temprano, se acaba. Y
luego tienes que volver al barrio. Y como hayas ido demasiado de guay
en el barrio no te van a querer ni ver. Por lo tanto acabarás la
vida solo y rechazado, porque has dedicado tu energía a los pelotas
y no a la gente que te quiere seas o no una estrella.
Por otro lado, todos tenemos derecho a
probar cosas. Claro que sí. No pasa nada porque una temporada te
hagas el Mick Jagger, porque como en el barrio te queremos no le
vamos a dar importancia. Pero bueno, tampoco te pases.
Como mucho luego te vamos a vacilar
llamándote “Mick Jagger”, pero en un par de meses se nos ha
pasado y luego le tocará pillar al siguiente. Porque en el barrio
somos así, sólo buscamos maneras de pasar el tiempo. Reírnos de ti
o del otro nos da igual, el caso es reírnos de alguien.
Así que, bueno, estas son un poco las
normas del juego: puedes hacer todos los saltos mortales que quieras
pero, eso sí, has de caer de pie. Si no no vale.
Por lo tanto que hagas siete mortales
seguidos en el aire no vale de nada si, al caer, te tuerces el
tobillo. La gente no ha pagado su entrada para ver cómo la cagas al
final. No digas que no te lo advertí.