Otra película que yo tengo en la
categoría en la que estaría cualquier comedia descerebrada pero que
la gente te mira como bien si hablas de ella. Vuestro mundo es un
coñazo, tíos, en serio.
Esta peli es una peli fina-fina, con
dos actores en duelo ahí como si fueran Mourinho y Guardiola. ¡Ah!
¡Los duelos de caballeros! ¡Cómo me ponen! ¡Me sacan el rabino a
pasear!
Tendríamos que tener más duelos. No
sé, esto es un coñazo. ¿Para qué querría yo tantas películas si
estuviese apuntado a El club de la lucha? Pa estorbar.
Un amigo del pueblo y yo usamos el
Street Fighter IV para hostiarnos entre nosotros de forma civilizada,
porque una pelea física podría acabar muy mal para ambos. Como
veis, hemos llegado a un buen acuerdo.
Pero la belleza de todo esto es que
sientes en tu piel las hostias que se dan Ryu y Ken (yo Ryu, porque
soy más fino) en la pantalla. Pero lo bonito, lo precioso, es que
esa hostia te la ha dado tu amigo. ¿Cómo te quedas?
¡Ah, yo no puedo ser más que adicto a
esta sensación! ¡Cuántas cuestiones hemos aclarado del más
exquisito de los modos!
Yo en los ambientes sado maso, en los
que no me meto, sería el puto capo. Todo el mundo me tendría miedo
a pesar de mi aspecto aniñado. Porque saben que este hijo de puta sí
que sabe de lo que trata este juego.
Ah, nenes. Demasiado cuero y demasiado
poco fijaros en los sencillos objetos que tenéis en vuestra propia
casa. Os lo tengo dicho.
Vuestro sometimiento está basado en
demasiada parafernalia, demasiado adorno. Sin ese látigo no eres
nadie.
Yo, sin embargo, te pongo a mis pies
mientras juego con los Masters del Universo. ¿Quién lo habría
dicho?
De esto se trata, tíos. Ay señor.
Qué harían sin mi.
Esta peli trata de estos refinados
duelos. De dejar claro quién es aquí el gallo del gallinero sin
recurrir a las burdas formas. Trucos, son todo trucos. Pero ¿quién
de los dos será capaz de ejecutar el más definitivo de ellos? De
eso se trata todo.
Ah, qué belleza. El final de esta peli
es tramposo, porque el perdedor no acepta la derrota. Lo que, en el
cómputo final de la partida, el universal, el que rinde cuentas con
Dios, te deja como perdedor. Fue una pena, porque eres muy
divertido. Pero aquí el que gana es este servidor.
Como veis, tíos, la vida es bien
jodida. ¡Qué cosas hacemos! ¡Somos unos auténticos hijos de puta!
¡No tenemos desperdicio ni en 300 ni en Resacón en Las Vegas! Somos
unas máquinas de matar asombrosas, lo que hace el ejército lo puedo
hacer yo. Un gasto tonto.
Pero claro, sólo porque podamos
hacerlo no vamos a ir haciéndolo constantemente. Así que es mejor
cultivar otras cosas, como la amistad, el amor y esas cosas bonitas
que unen a la sociedad de exquisita manera. ¡Pero, ei, cómo mola
haber aprendido este truco del Street Fighter para poder hostiarnos
tanto como estamos deseando los dos sin dejarnos hechos papilla, que
es como, créeme, acabaríamos!
Tenéis que empezaros a buscar un
estilo de duelo más cool, más pop. Menos de plaza de pueblo, joder.
Ahí se derrochan unos preciadísimos recursos energéticos. Haced
como el Dani y yo, pillad un juego guapo y arreglad ahí las cosas.
Como los hombres. Pero por ser
insultantemente cool no somos menos hombres.