domingo, 14 de agosto de 2016

Alan Wake


En la oscuridad tu único aliado es la luz. Qué gran verdad. De perogrullo, pero oye, grande. Es importante ser amigo de la luz. Porque si no luego llega la oscuridad y la luz pasa de tu culo, porque la ofendiste. Y ahora que la necesitas pasa de ti como de comer mierda. ¡Ah! No haber sido tan listo, espabiladín.


La luz es la verdad. Es una forma poética de llamar a la verdad. Si mientes para lograr tus fines no eres amigo de la luz, de la verdad. Es evidente, ¿no? La verdad es como a ese amigo que es fácil dar de lado porque siempre te va a aguantar tus sandeces. Total, ella es buena. Siempre te va a perdonar. Puedes aprovecharte de ella todo lo que quieras. Y, en realidad, así es.

Sin embargo, yo no jodería mucho con la luz. La luz, es cierto, pasa de juegos tontos. No te va a guardar rencor porque hicieses bien o mal esto o aquello. Eso a la luz se la trae más floja que la hostia. La luz simplemente tiene otros objetivos más allá de “a ver quién queda por encima de quién”. Tiene un objetivo grande, último, colosal. Algo que tú con tus ojos nublados por el egoísmo no eres capaz de ver.


Y es aquí donde has metido la pata.

No, no es que la luz te esté castigando. ¡Que va! De castigarte con algo te castiga no haciéndote ni puto caso. Pero no en plan “ahora, para que se joda, no voy a hacerle caso”, no. Pasa de ti porque no entras en sus planes. ¡Amigo! ¡Ahora sí que estás bien jodido!

La luz sigue su camino con o sin ti. Y si has hecho cosas buenas, si has confesado la verdad, en definitiva, habrás hecho buenos pinitos para que esta te vea como un posible aliado para sus fines. Si has mentido como un bellaco no es que te castigue en base a un decimonónico código moral, es que simplemente has demostrado que no reúnes las cualidades que el puesto de trabajo exige. Nada más. Nada de castigos. Simplemente no has aprobado.


Hombre, a ver, yo entiendo que es muy fácil soltar una trola y quedarte de rositas. Que sí. Pero, no sé, a mi no me sale. Es que si lo hago como que me duele aquí, como en el costado izquierdo. ¿No es ahí donde le clavaron a Cristo la lanza? Yo creo que por eso debe ser. Ese debe ser el punto clave del cuerpo donde se acumulan las mentiras. Simbólicamente, le estaban endiñando donde debe residir la verdad. No sé, estoy improvisando.

Chico, yo es que soy un buen jugador. No sé, no te voy a hablar de mi catadura moral. Sólo te voy a decir que soy un buen jugador. A mi me gusta el juego, disfruto. Como disfruto del juego me espantan las trampas, porque es escupirle al juego. El juego tiene unas reglas, preciosas, exquisitas, y no es plan de que te las saltes a la torera. En el momento que lo haces dejas de jugar. Y a mi me gusta demasiado jugar.


Entiendo que las normas del juego es que el que es mejor gana. No entiendo eso de que el que hace más trampas gana. En todo caso, ganará al juego de hacer trampas. Pero ese no es el juego, el de verdad. Puedes engañarte a ti mismo y pensar que sí, que ese es el juego real, pero tú sabes que no. Sabes que estás dejando de lado tu pericia en el juego real cuando haces trampas. Es como el Game Genie. Yo nunca me compré el Game Genie por eso. “¡Boh! ¡Ponerle vidas infinitas al juego es muy fácil! ¡Así no tiene gracia jugar!”.

Como ves, de casta le viene al galgo ya.


Si no eres tonto como el palo de una fregona, ya habrás entendido que esto del juego es lo mismo que hablar de la luz, como hablar de la luz es lo mismo que hablar de la verdad. Por eso me extraña, me intriga, cómo es que tú has llegado a hacer tantas trampas en la vida. ¿Cómo? Pero tío, ¿tan poco te valoras? ¿De verdad crees que sin hacer trampas no tienes la mínima opción? Dios mío, es que ser tú, estar debajo de esa locura en la que has convertido tu mente debe ser... ¡Espantoso! ¡Espantoso! ¡Cómo te has empequeñecido! ¡Cómo has menguado!

Yo te recuerdo lleno de vida, con los ojos chispeantes, y mírate, eres un espectro. Escondiéndote siempre de ti mismo, de la verdad que no te atreves a confesar: que has hecho más trampas que Maverick. Es el precio de ser amigo de la mentira, vivir en la oscuridad.


Verdad=Luz, ergo Mentira=Oscuridad. Me sigues, ¿no?

O quizás no. Quizás ya no me puedas seguir.