viernes, 5 de agosto de 2016

Broadway Danny Rose

Esta peli es así también “de las menores” de Woody Allen pero no por eso es mala. Cuando algo es “menor” para mi es un poco “mayor” porque no está sobada por las manazas del vulgo, y yo a esa gente sí que la considero “menor”.


Danny Rose es un agente del mundo del espectáculo condenado al fracaso porque es buena persona. No se arrima a la gente en función de lo que piensa que podría sacar de ellos, sino de la ayuda que cree que les puede prestar. Por eso siempre se arrima a inútiles, a la carne de cañón. Porque se enternece y en vez de ver lo inútiles que son ve lo grandes que podrían llegar a ser.

Cuando uno es así, ya os digo, se mete en un montón de problemas, porque piensas que todo el mundo es como tú y nanai. La gente está pensando en qué puede sacarle a los demás, no en cómo puede ayudar al mundo. Así que con esta manera de proceder te vas a llevar innumerables decepciones. Te dejo advertido.

Por otro lado también vas a conseguir separar el grano de la paja y, a la larga, te quedarás sólo con la gente de calidad, mientras los otros sufren en el arroyo las consecuencias de su egoísmo. Así es como acaba Danny Rose. Hala, ya te he destripado la película. De nada.

¿Debe uno ser un buen samaritano? Yo te voy a decir que sí. Aunque, con la edad, cada vez entiendo más a mi madre cuando me reprendía por ser de esta manera. No, no es que fuera mala persona, todo lo contrario. Es que no quería que yo me llevase las hostias que se había llevado ella. Si yo ahora tuviera un hijo (tengo primos pequeños, los uso como hijos) también le diría que mirase por su propio pellejo y pasase de salvarle el culo a los demás. No sería capaz de aconsejarle a mi hijo algo que, indefectiblemente, le va a acabar dejando con el corazón roto. Por eso ahora entiendo a mi madre. No es que no valorase que yo fuese buena persona, simplemente no era capaz de mandarme al matadero con sus consejos. Ya te pillo, mami.


Miren, amigos lectores, el dolor que te deja las putadas que te hace la gente con el tiempo pasa. No digo que no duela que te cagas, digo que con el tiempo pasa. Lo que no pasa y es ese “tesoro en el Cielo” del que hablaba Jesús es haberse comportado bien con los demás. Haberles dado todo lo que tienes porque simplemente te da placer hacerlo. Puede que te traicionen, puede que no te sepan o no te quieran corresponder, pero la grandeza que conlleva actuar de forma recta es lo más enorme que te puedes llevar de esta vida.

Si eres un hijo mío perdido o un primo mío pequeño, borra lo que acabas de leer de tu cabezota. No quiero que te hagan daño, no quiero que sufras tanto como he sufrido yo. Así que ya te estás comprando una navaja y te pones a atracar a cada gilipollas que pase por tu lado. Quiero que les dejes secos, sin nada, quiero que les robes todo lo que tengan. Y no se te ocurra darles a ellos nada. ¡Nada! Tú todo quitar y nada dar. ¿Entiendes? Haz caso a tu padre.


Y un poco de esto trata Danny Rose. De que si tratas bien a la gente al final te van a acabar traicionando. Pero al final-final tú vas a estar contento con aquellos que sí se merecen tus cuidados y la zorra que te dio por culo llamará a tu puerta en busca de clemencia, ahora que su irresponsable proceder la ha destruido. Y tú le dices que, oye, que lo sientes, pero es que ahora estás celebrando Acción de Gracias con unos amigos y que casi que pasando.

Que sí, que sí: que yo te destripo todas la películas. ¿Pero todavía no te has dado cuenta? Siempre lo hago. Me produce mucho placer.