viernes, 5 de agosto de 2016

Trainspotting

¡Ah, Trainspotting! ¡Qué generacional! La película de mis prístinos 18 años, vive Dios. Esta y El Día de la Bestia. Por Dios, ¿tanto tiempo ha pasado? Parece que fue ayer.


Trainspotting va de unos yonkis que se meten mazo burro. Y por lo menos no te vienen con moralina y te dicen que si se meten es porque les mola mogollón hacerlo y que si no no se meterían, que no son gilipollas. A mi esa manera de plantear las cosas ya hace que respete a alguien, sea yonki o no.

Como me pasa en casi el 100% de las películas, lo que me mola es el planteamiento, el nudo y el desenlace me parece que sobran. Por eso yo hago muchas cosas, porque persistir en una mucho tiempo se me hace tedioso. ¡Ya está! ¡Ya te he dicho todo lo que te quería decir! ¿Por qué me exiges que siga redundando en lo mismo? Creo que el problema lo tienes tú, que entiendes lento.

Así que esta peli desde que muere el bebé me aburre. Sigo viéndola porque, bueno, pues porque no tengo nada mejor que hacer y porque, oye, ya que te ha hecho un planteamiento de puta madre pues te tragas su puto nudo y su puto desenlace, aunque sólo sea por caballerosidad. Pero vamos, que con el rollo de “somos yonkis y mira qué movidas hacemos para seguir siéndolo” me basta y me sobra.

Soy muy amante de la comedia, no del drama. Me parece que en la comedia está implícito todo lo que el drama te quiere contar pero sin ponerse baboso. Y siento que esta peli desde que muere el bebé se pone como un poco dramática de más. Aún así valoro los detalles de que, por mucho que quieras avanzar, tus putos colegas te van a perseguir con sus movidas chungas aunque te vayas a Londres a trabajar vendiendo casas. Se ve que el tal Danny Boyle sabe de qué va la movida.


También lo valoro en Ratatouille, cuando la rata, aunque ya esté trabajando de puta madre en el restaurante de Gusteau, tiene que aguantar que sus putos colegas vengan a gorronearle comida. Sin embargo, y de manera menos cínica, también aprecio que cuando las cosas se tuercen recurre a ellos para que le echen una mano y ellos lo hacen a su humilde pero eficaz manera.

Trainspotting no, Trainspotting es cínica hasta el final. En Trainspotting Renton le da el palo a sus supuestos colegas y se pira con la pasta, como diciéndoles “ahora os jodéis por toda la mierda que me he tenido que comer por vuestra culpa”. Eso sí, le deja un buen fajito de billetes a Spud, el colega tonto que a lo mejor más que tonto era bueno, muy bueno.

¿Cómo comportarse, como en Trainspotting o como en Ratatoullie? Me voy a salir por el camino de en medio y voy a abogar por una mezcla. Supongo que es el camino más sensato. Si metes a tus colegas en tu curro serio, dedicado, vas a acabar jodido porque la naturaleza del colega es ser un borrico. Te va a joder el chiringo que tienes montado. Los chicos somos así, cuando nos disfrazamos de colegones es el papel que tenemos que representar. Si te quieres ir a trabajar seriamente por una vida recta lo vamos a considerar una traición. No te mosquees, pero esto es como la mafia. Si entras luego no vas a poder salir, y si sales te vas a llevar un regalito de despedida. No es nada personal, pero tu éxito nos recuerda lo puta mierda que somos nosotros y, como esperamos que entiendas, colega, te vas a tener que llevar una hostia. Ya sabes, por los viejos tiempos. Nuestro rollo siempre fue y siempre será así.


Por otro lado, no te deseo, mi trabajador lector, que acabes en un ambiente donde todos son tan responsables como tú. Ahí las tornas cambian y lo que vas a echar de menos es a tus descerebrados colegas, porque tus nuevos amigos tienen el culo tan estrecho que si los sientas en un sillín lo van a cortar por la mitad, con el filo del culo. Estos colegas no se tiran pedos pero siempre están compitiendo contigo por “a ver a quién le va mejor”. Y eso, si me pongo a hilar fino, es bastante más sucio que un colegón que sólo quiere que seas su amigo, honestamente, sencillamente, sin ningún tipo de lujo. Sólo quiere pelearse contigo por el mero placer de hacerlo, no por a ver quién se lleva el trozo de pastel más grande. Y eso, aunque descerebrado, es puro. Y si es puro es elevado, aunque sea algo que se desarrolla en el barro.

¿A que leyéndome a mi aprendes más cosas que viendo Trainspotting? Claro, porque yo no te enseño cómo prepararte un puto chute, con una sucia cuchara doblada. Yo te enseño los vericuetos de esta la vida, te doy esos consejos que tu padre pasa de darte porque, oye, eres idiota. Y bastantes problemas tiene tu padre ya como para hacerse cargo de un hijo idiota.