jueves, 4 de agosto de 2016

Dreamcast Collection

No, yo no tuve la Dreamcast. Supongo que por lo que todo el mundo. Porque Sega ya la había liado con la Saturn y porque anunciaron demasiado pronto la Play 2. Bueno, y porque yo pasaba de las consolas en ese momento, eso también cuenta. Pero a a toro pasado todo nos parece sublime, exquisito, aunque en el momento no lo fuera. ¡Ah, el momento! ¡El momentum! ¡Cómo es el momentum! Ojalá el momento presente nos provocara nostalgia instantáneamente, así todo estaría cubierto con un halo de algodón de azúcar.


Sea como sea, no me gusta hacerme (demasiado) el guay y no soy de negar mis propios sentimientos, aunque eso me valiese el aplauso del resto de los comensales de la mesa. Así que si veo este Dreamcast Collection pues me lo pillo, porque, oye, ¡qué guay es la Dreamcast! Y no tengo ganas de andar haciéndome el exquisito ora sí ora también.

Aquí tenemos cuatro de esos títulos que “definieron la Dreamcast”. El Crazy Taxi creo que es contemporáneo del Carmaggedon, aquel juego que iba de ir atropellando gente para conseguir puntos. No me parece para poner tanto el grito en el cielo como se puso pero tampoco me parecía un juego muy guay, por el tono oscuro que se llevaba. El típico hype. La típica gloria vana que florece y no grana.


Pero Crazy Taxi sí mola mucho, he de reconocerlo. Aquí también vas con el coche haciendo el cabra por la ciudad, pero los transeúntes están programados para apartarse siempre cuando pasas y así nunca les puedes atropellar. Mira qué manera tan fácil de no meterte en líos y de que te quede un juego colorido y luminoso al contrario que Carmaggedon, que por hacerse el chachi no ha quedado para la historia con tanta grandeza como Crazy Taxi.

Crazy Taxi tiene ese sabor a Sega tan puro, quizás este es el juego que me parezca que más lo tiene. La música es una especie de punk californiano a lo Green Day que te pone las pilas dabuti. Y se trata de recoger y llevar a su destino al máximo número de clientes posible antes de que se te acabe el tiempo. Lo que es un arcade de esos hechos con escuadra y cartabón. Olé, Sega.

Space Channel 5 (Part 2) es un juego de bailar. Vamos, de mover el mando y dar a los botones al ritmo de la música. La protagonista es de esas que a mi me vuelven locatis, la típica muñequita preciosa que, como no está en tiendas, me tengo que conformar con ejemplares de Monster High (The party never dies). Las chicas guapas es lo mejor que hay. ¿No os habéis fijado?

Total, que son combates de bailar, los únicos combates que merecen la pena en la vida. El enemigo te plantea un baile con unos movimientos determinados y tú, para vencerle, tienes que repetir el mismo baile con los mismos movimientos. ¡Right, left, right, left, chu, chu, chu!, dicen los colegas. “Chu”. Es la risa. Me pasaría el día jugando a este juego sólo por oír a los enemigos decir “chu”.


Sega Bass Fishing es eso, de pescar truchas. Yo de pequeño en el pueblo iba a pescar. Es de los mejores recuerdos que tengo. A mi me pasa como a Lisa Simpson, que lo que es pescar, en sí, me importa un comino. Además me da pena el pobre pez ahí enganchado en el anzuelo. Pero chico, eso de preparar el cebo en casa, la miga de pan con azafrán, el punto débil de las carpas, ir en bici hasta el río, esconderla en unas zarzas, bajar hasta el pantano y echar la tarde allí... Eso sí que me flipa. La pesca me la suda. Pero todo lo de alrededor me flipa.

Pa la trucha tengo entendido que lo bueno es el mosquito. No sé, le tendré que preguntar bien a mi primo Mandi, que se pone unas fotos en el Whatsapp con unas truchas que parecen ballenas. ¡Qué cabrón, las truchas que saca! Y luego están bien ricas, ya aparte de todo.

El caso es que este juego es de pescar. Echas la caña, te pica el pez, recoges y de eso va el juego. No está mal, no es tan aburrido como podrías pensar en principio. Además una idea tan original tiene peso de por sí y el juego te encandila ya sólo un poco por eso. “¡Voy a echarme un Bass Fishing, hombre! ¡Voy a sacar unas truchinas!” Y te echas unas partidas y te las sacas. Todo muy guay.

Sonic Adventure... Puf. Yo no sé si he jugado mucho. Dicen que este es “el otro gran Sonic”, pero me suena a que se lleva un rollo aventura que, no sé, es que yo no veo a Sonic para ir de aventuras. Lo veo para ir a toda pastilla. Es una putada lo de Sonic, porque no se ha conseguido llegar nunca más al nivel del primer Sonic. Fíjate que he dicho el primero, porque luego me enteré que el resto, menos el CD, había sido desarrollado por otro equipo, este ya americano.

Tú te ríes cuando digo que le veo el alma a los juegos de un vistazo, pero lo cierto es que siempre me pareció que Sonic 2 era como, no sé, como que estaba más muerto. Pues mira, es por eso. El alma no se puede esconder, tío. Se ve la tostada. Yo por eso, de ser tú, me esforzaría más en trabajar por que tu alma sea más pura, y más fuerte por lo tanto, que en esconder el alma de chichinabo que tienes. A la larga te sale más barato. Y te ahorras la vergüenza que en una reunión alguien más lúcido que tú te deje en ridículo con sólo una mirada.

Sonic 1 y Sonic CD fueron hechos por el mismo equipo. Justo los Sonics que me gustan. O sea que ese equipo era el bueno, no necesito saber nada más. ¿Para qué quiero saber cosas si ya las veo?