¡Pa-to! ¡Uuuuh! ¡Qué pasote! ¡Ah,
esa serie de dibujos era... la polla! ¡Cómo molaba! ¡Qué bien te
lo pasabas! La mejor de El Club Disney con mucha diferencia. Luego
Chip y Chop Guardianes Rescatadores estaba bien, El Pato Darkwing
estaba guay pero para mi no era tan-tan guay... No sé, Patoaventuras
era la leche.
El Tío Gilito es el mejor. No. Lo
siento. Donald el número 2, pero Gilito es el mejor. ¡Venga ya, a
todos nos gusta el dinero! ¿A qué viene ese rollo la zorra y las
uvas? ¡Joder, si no llegas di “no llego”, no digas “no me
gusta”! ¡Qué vanidoso! ¡Qué mal criado estás!
A ti no te va a querer ninguna mujer.
No, ya. Dicho está. Esa es la verdad.
No, porque las mujeres no son como tú.
No son tontas. No tienen ese orgullito de machín malcriao. A ellas
les importa un colín que “llegues” o no. Ellas quieren un marido
que no sea gilipollas y que admita, de una vez por todas, que le
gusta cenar en sitios mejores que un Burger.
Que ya, que ya sé cómo somos
nosotros. Nuestro rollo nos llevará a la perdición.
Bueno, a ti.
Yo me temo que soy más Gilito. Soy
bastante agarrado, pero también sé disfrutar de la pastafiore. No
me gusta malgastar, ahí le daría dos buenas bofetadas a mi mujer,
la manirrota, y la diría “¡Tira para casa!”. Tirar el dinero
tampoco es. No, que cuesta mucho ganarlo.
Pero, hombrecillo, negar que te gusta
no tapa que estás sin blanca. ¡Coño, y yo! ¡Y este! ¡Y aquel! ¡Y
todos! ¿Pero tú no ves las noticias? Esto es un yermo, tío. No te
preocupes. Todos estamos igual.
La gente no lo dice, porque, bueno, ya
sabes cómo son. A ti no te gusta admitir que no tienes pasta y a
ellos no les gusta admitir que no la tienen. Claro, pero ¿sabes por
qué es? Porque la tenían y la han perdido. Y eso les hace sentir
ridículos. ¡Sí, ahí hay que admitir que son tan tontos como tú!
¡Incluso un poco más!
Son unos meapilas, te doy la razón.
No, es verdad. Tú al menos tienes la dignidad del pobretón, que no
tiene pero no quiere aparentar. Pero ellos, encima de que no tienen,
quieren aparentar. ¡No, amigo! ¡Eso es jugar sucio! Venga, enséñame
tus cartas. Lo que yo decía, un 6, una sota, un caballo y un 2.
¡Bah! ¡Gilipollas! ¡Quiero y no puedo!
Lo bueno de la crisis es que nos ha
colocado a todos en la casilla de salida. No, amigo. No me leas tu
curriculum, si ya lo he visto en LinkedIn. Quiero verte a ti. ¡Venga!
¿Qué sabes hacer?
“Pues yo sé hacer muffins”. Bueno.
Bueno, vale. Muffins vale. ¡Tú! ¡El de las gafas! ¿Qué sabes
hacer?
“Yo me llevo muy bien con todo el
mundo, soy así como el pegamento que une a los grupos”.
Buen intento, pero no cuela.
¡Siguiente!
Y así con todos. Uno detrás de otro.
¿Tú qué sabes hacer, tío? ¡Mola! ¿Y tú? ¡No mola! ¡Siguiente!
Tú tranquilo, porque todos estamos
igual. Desprovistos del barniz de la civilización, como en Far Cry
Primal.
Aquí ya no vale ser hijo de no sé
quién. Con ese rollo ahora te cuelgan. Dale las gracias a Pablo
Iglesias u ódiale con todas tus fuerzas, según lo puto mierda que
seas o no. Si eres un puto mierda lo odiarás, naturalmente. Él nos
ha colocado a todos en el punto 0. Los de derechas, con los que me
codeo, entre pacharanes y puros, respetan mucho a ese niño. ¿Sabes
por qué lo respetan? Por los cojones. La gente de pasta, pero de
pasta-pasta, de la que pasa de generación en generación, respeta
mucho los cojones. Porque es lo que ellos tienen. Ellos tienen el
ladrillo ahí clavao porque por sus cojones lo han clavao. ¡Muy
bien! ¡Ni medio problema! ¡No me eches el aliento y asunto
solucionado!
Así que, macho, perdona que insista,
pero... ¿Tú qué sabes hacer? Ahora ya en serio.
Es que... Es que yo este negocio de la
tienda de comics en Malasaña... Es que no lo veo. Ey, se te ve que
eres buen pibe, eso es lo único que se te ve. Pero es que ojo de
águila poco, mi niño. Porque, a ver, es que yo de cosas que molan
sé, ¿sabes? Y es que el rollo de los comics es que ya huele que te
cagas, y si encima me los vendes antiguos... Es que me pongo a
bostezar, coleguilla.
Ya, vale, al menos es un negocio
honesto. Eso sí es verdad. El espabilao de la acera de enfrente
mucho loop y mucho fliping pero es un tuercebotas. Ya. Eso lo sabemos
tanto tú como yo. Tú tranquilo.
Así que no sé. Sigue con tu rollo,
tío. No te hundas, pero si has de hundirte, húndete, no seas tonto.
De eso va el rollo. El ladrillo es lo que tiene, que no se hunde.
Pero ellos no se divierten tanto como nosotros. Es así.
¿O no es así?