viernes, 5 de agosto de 2016

El Gigante de Hierro

Esta es la típica peli que si quieres quedar de refinado, de exquisito, tienes que hacerte una camiseta de ella. Es un cuento perfecto, un relato puro y limpio de los que te hacen reconciliarte con la raza humana, porque por ahí, en alguna parte, hay alguien que piensa y siente como tú: bien.


Esta peli trata de un robot cuya misión es destruir la Tierra y se estrella en esta. Con tan buena o mala suerte que al hacerlo se golpea en la cabeza y de ser un robot malo pasa a ser un robot bueno. Lo que nos ha pasado a algunos, me temo.

Total, que se hace amigo de un niño y juntos le dan una lección a aquellos que nos quieren tiranizar basándose en su miedo a lo desconocido. Fin.

¿Qué hubiera pasado si yo no me hubiera golpeado la cabeza al llegar a la Tierra y hubiera sido ese robot destructor que era y ya no soy? Me temo que vuestro fin hubiera sido inminente. Por puro placer os hubiera aplastado con mis grandes pies y me hubiera comido a vuestras familias, uno a uno o todos a la vez.

¿A quién me hubiera comido primero? A ti, el último, para que antes de morir vieras cómo tu familia muere. También te digo que me los hubiera comido lentamente, empezando por las extremidades y tratando de no dañarles demasiado pronto órganos vitales para que así hubiesen permanecido vivos mientras le infligía el dolor más infernal que un robot pueda infligir. Primero los piececitos, ñamñamñamñam, luego las manitas, ñamñamñamñam. Luego les hubiera arrancado las piernecitas y los bracitos y me los hubiera comido uno a uno, poco a poco.


Quizás, estoy pensando, no me hubiera comido a los miembros de tu familia uno detrás de otro, sino que me hubiera ido comiendo primero las extremidades de todos para que así se quedaran todos juntos como troncos con cabeza. Y así, colocarlos como a 10 bolos delante de ti y ofrecerte una roca, a modo de bola de boliche, Pablo, para que los derribases, burlón. Si no haces pleno, te como a ti.

No, te voy a comer de todos modos. No sueñes.

¿Cómo te hubiera comido a ti? Bueno, ¿para qué comerte si teniéndote como mascota tu dolor se puede prolongar durante más tiempo? Por mi parte sería un error. Es mejor meterte en una jaula y hacerte heridas leves, pero tampoco demasiado leves, y pasar el día echándoles sal y vinagre, como a una ensalada. Te diría “¿Cómo quiere de aliñada la ensalada el señor?” y cuando tú me dijeras “¡No, por favor, no, no, más no, te lo suplico!” yo me reiría a carcajadas y te aliñaría esa herida de perro como un cabrón. Y tú ahí, “¡Aaaaaaaaaaaaah!”, y yo “¡Jajajajajajajajajaja!”.

Ah, qué divertido. ¿Ves? Hay que ser bueno. Porque si no eres bueno a lo mejor el robot diabólico que duerme dentro de mi se despierta y te hace pagar por todos tus pecados como un jinete del apocalipsis. Y ahí se acabarían las risas y empezarían los lamentos.

Esta peli está dirigida por Brad Bird, que luego recaló en Pixar para dirigir Los Increíbles y Ratatouille. Y si Dios quiere pronto nos traerá Los Increíbles 2. También dirigió aquel gran videoclip que era Do the Bartman, el videoclip del primer single del LP The Simpsons Sing the Blues.


Como veis, Brad Bird es uno de esos tíos a los que hay que admirar, porque nos trata de decir con su obra que hay que ser buenos. Y que dentro de todos nosotros hay alguien grandioso que si se le riega y se confía en él puede ser capaz de hacer cosas Increíbles.

En mi caso es al revés, a mi se me ve claro que soy un tío increíble, pero dentro de mi duerme el puto diablo. Así que no le despiertes si no quieres acabar crucificado como un pequeñísimo ratón.