Ay, el Estudio Ghibli. Cuán hasta los
cojones estoy de él. Es otro de esos productos sobre los que
descargo una furia que no tiene que ver nada con ellos, sino con los
hipsters. Cuando alguien coge algo puro para defender su impostura
cojo tal enojo (pendejo) que me lo cargo todo, incluido el pobre
objeto en cuestión que no tiene culpa de nada.
Esto es como cuando te vas con los
macarras y la gente fina no quiere saber nada de ti. Pues es por eso.
No es con vosotros la movida, Estudio
Ghibli, pero es que os he visto con una peña que no me mola. Ya se
me pasará, si no va con vosotros, es que... Es que no puedo. ¿Vale?
En fin, antes de que todo esto pasara
llegó a mis manos este prístino El Viaje de Chihiro, y menos mal.
Ahora no me habría gustado tanto.
De El Viaje de Chihiro digo que es la
única película que no sea así de comedia y de risas y tal que me
ha tenido pegado a la historia sin distraerme ni un segundo. O sea,
que al loro cómo debe ser El Viaje de Chihiro. Yo me distraigo con
absolutamente cualquier cosa. El discurrir corriente de la vida es
tan aburrido que tengo que ver si esa mosca que hay ahí tiene algo
más interesante que ofrecerme.
Pero con Chihiro no. Pegado a la movida
como cinta aislante. ¡Qué cosas tan bonitas dice esta gente, madre!
¡Qué poético! ¡Bueno, bueno, es que lo vuestro sí es saber de
qué va la cosa, amigos!
Si en España intentásemos hacer El
Viaje de Chihiro, bueno, no sé qué saldría de ahí. Saldría El
Viaje de Cirílez.
¡Ah, España! ¡Cómo te buscas! Ante
mis sabios ojos resultas enternecedora. ¿Por qué buscar fuera lo
que ya tienes dentro de ti, esperando que lo respetes, aunque sea un
poco? ¿Qué hay de malo en tu historia, España? ¿Crees que los
demás pueblos no tienen en su sangre tu misma crueldad? ¿Crees que
no tienen lo que la gente llama miserias? ¡Ah, España! ¡Cómo te
desprecias! ¡Cómo disfrazas de brutalidad lo que es la más bella
de las noblezas!
No puedo sino estar de acuerdo con la
gente del PP cuando hablan de estas cosas. Los podemitas somos así
como maricones. Bueno, los podemitas lo somos bastante menos, la
verdad, son más gays los del PSOE y Ciudadanos. Esos son los
utilísimos tecnócratas que hacen que una sociedad del siglo XXI
funcione como Dios manda. Pero, ah, en el PP y Podemos tenemos un
tesoro que los otros no tienen, me temo: el respeto por saber a qué
sabe la sangre. Es ahí, y no en otra parte, donde PP y Podemos nos
entendemos. ¡Vamos, que si nos entendemos! ¡Con una mirada! Sí,
tío, tú eres así más de casón decorada con jarrones que no
tienes ni puta idea de a qué dinastía pertenecen mientras que yo
sí, pero en la clave, en la cuestión radical, sí estamos de
acuerdo. Por eso no sé por qué me desprecias por mi pinta de
vagabundo, PP. Este es mi rollo, no es que no me guste la pasta. Es que
la idea de lujo yo la interpreto así. Es sólo que yo tengo un
poquitín más de estilo que tú, tío, no te vayas ahora a enfadar
por eso, por favor.
España, que tanto te quiero pero que
tan tonta me pareces, como todas las demás chicas: no niegues tu
pasado manchadísimo de sangre. Es que la movida ha sido así, tía,
tampoco hace falta hacer un drama. ¿Que nos enfadamos los unos con
los otros? Bueno, pues nos enfadamos, qué le vamos a hacer. Algo
hemos aprendido de la movida, ¿no? Pues para eso valen las movidas,
tonta.
Es que se lo tengo que explicar todo.
Esta mujer es que no... ¡Que no! ¡Que no!