sábado, 13 de agosto de 2016

Forza Motorsport 2


Lo mejor de este juego es el nombre. ¡Forza! ¡Hala! ¡Qué Gran Turismo ni que...! ¡Forza! Como la canción de Nelly Furtado. ¡Forza! Coño, es que se te llena el buche al decirlo. ¡Forza! ¡Forza! ¡Forza!


El juego, bueno, está bien. Es el juego de coches que hay para Xbox, así que son lentejas. Aparte de eso, y sin haber jugado apenas nada de nada de nada a Gran Turismo digo que está bien. Sí, está bien. Te diseñas ahí los coches, frenas que te cagas en las curvas... Joder, yo pensaba que ser piloto profesional iba de ir a toda castaña ahí constantemente, ññññññiaaaaaaaaooooooo... Pero que va, si no quieres matarte tienes que saber frenar muy bien. Si no todo se va al garete.


La vida es igual. ¡Menudo coñazo! Yo soñaba que la vida iba a ser como el Wipeout 2097, todo ir a 400 km/h y dibujar las curvas como trazos majestuosos. Pero que va, es ir en un Ford Fiesta a 50 si tienes suerte. ¡Si tienes suerte!



No, ya sé que culpa mía no es, si yo tengo coche que te cagas. Es culpa de vuestros trastos, evidentemente. ¿Para qué quiero un Aston Martin si voy a estar todo el día en un atasco con vosotros, queridos Corsas? Bueno, para que giréis la cabeza cuando me veis. Sí, eso compensa algo este tedio.

No os creáis que no me he metido por nacionales y comarcales e incluso caminos de cabras para esquivaros. Entendedlo, como yo entiendo que no podéis pagar más coche que el que tenéis. Aquí todos respect, chicos. Pero entendedme vosotros a mi cuando veo mi Aston Martin parado en mitad de la A-6 con vosotros. Hombre, un poco te cabreas. ¿Tú no te cabrearías estando en mi lugar? No mientas, chico.


Afortunadamente, no soy melindroso y si se me mancha la tapicería de cuero con los ganchitos que compro para pasar el rato no pasa nada, luego lo llevo a mi taller de confianza y me lo dejan como nuevo. Si el problema no es ese. Además llevo música a saco, así que a mi ya veis.

Pero vosotros... ¿Cómo lo resistís? Porque es que ni aire acondicionado tenéis. Super falta de confort. Hombre, yo voy de puta madre, respanchingado, pero vosotros... Y encima discutiendo todo el día. Con vuestra mujer gorda en el asiento de copiloto, con el conductor que te toque en ese momento al lado, no discriminas... ¡Joder, tío, qué moral! ¡Qué paso por la Tierra tan despreciable! ¿No?


Que sí, que un Aston Martin también es una putada. Le hacen un rasguño y es como si tú tuvieras siniestro total, del disgusto. No es una bicoca, esto de tener un cochazo. Vives más para el coche que para ti. Pero, ei, ¿a que mola? ¿Te mola mi coche? ¿A que te mola? Venga, no mientas, si te veo la envidia salirte por la boca en forma de sucias babas. ¡Cuidado, que manchas el Corsa!

No sé. A mi mi coche me gusta. Me flipa, te tengo que confesar, aquí, entre estas dos copas de vino, que se nos están empezando a subir a la cabeza. ¿No, cariño? Menos mal que tú me entiendes. ¡No les soporto! A veces pienso que soy como el Agente Smith, que toda la humanidad me da asco. Sin embargo tú... Tú sí me haces sentir acogido. ¿Puedo llamarte mamá? Ya sé que sí, pero me gusta preguntártelo otra vez. ¿Puedo llamarte mamá?


¡Cómo me reconfortas! Pues eso, que ir con un cochazo con estos pencos es una putada. Por eso estoy siempre así como de mala hostia. No es por ti, ¡pero cómo va a ser por ti! Si no fuera por ti ya habría estallado en mil pedazos, llevándomelos a todos por delante. Por supuesto. Que paguen sus pecados. El gravísimo pecado de ser un coche viejo, malo, sucio, ruidoso y patético.

¿Abrimos otra botella? Bien me hará. Te lo garantizo.