He´s gonna take you back to the past!
To play the shitty games that suck ass! No, no pretendo ser tan guay
como el AVGN. Sé dónde están mis límites. Pero si él me lo
permite me gustaría emular ese concepto tan guapo que es hablar de
juegos malísimos. Va por usted, señor James.
Go West! Una aventura de Lucky Luke es
un juego chunguísimo. ¡Chunguísimo! De estos que, joder, ¿cómo
se atreven? Yo me lo pillé, bueno, por ese amor por la sencillez que
tengo. Digo “Ah, un juego de Lucky Luke. Cositas fáciles para
hacer mientras manejas a un cálido personaje inmortal. Qué
maravilla”. Pero no, no. Es todo frustración y ganas de cargarte
la consola. Por eso me he acordado de James Rolfe.
Una cosa que admiro mucho del AVGN es
su dedicación, su paciencia. Lo meticuloso que es. El tío se juega
realmente hasta el final, o casi siempre hasta el final, juegos que,
si son como este, son una verdadera pesadilla jugable. Vamos, y en
teoría lo son, como el famoso Doctor Jeckyll y Mr. Hyde. Yo es que,
de verdad, lo he tenido que dejar en la fase dos. La primera va de
disparar a unos platos o algo así con el wiimote. Es así como
jodidillo por los controles, no porque el juego plantee un reto, pero
bueno, vale. La pasas y guay.
¡Pero es que la segunda ya...! ¡Es
que está mal! Eres Rantanplan, creo, o el caballo, no sé. Ves la
movida desde perspectiva de primera persona y coges el wiimote
horizontalmente. Creo que es que si lo giras hacia delante acelera y
si lo giras hacia atrás frena. Y si lo agitas para arriba salta. Y
si lo giras para lo lados gira. Bueno, pues eso no pasa. No, no es
que lo haya hecho mal yo. Estoy harto de echarme a mi las culpas por
las faltas de otros. ¡Este juego no funciona! Y se ha acabado.
Eso también lo admiro mucho del AVGN:
cuando un juego va mal yo siempre me echo las culpas a mi. “Seré
yo”, me digo, como dando por improbable que los programadores lo
hayan hecho mal. “Seré yo, porque no creo que los programadores lo
hayan hecho mal”, me digo. ¡Y no! ¡Lo han hecho mal! ¡Pero muy
mal! Se acabó, hombre. Que cada uno cargue con su cruz. Yo ya me he
puesto cachitas con ese ejercicio. Tengo unos músculos de aguantar
culpa que te cagas.
De todos modos, lo de aguantar culpa
tampoco es tan malo. Así desarrollas la compasión, que es una cosa
muy guay. Si yo no tuviera tanta compasión hubiera hecho este juego
añicos a mordiscos, vive Dios. Pero como no, bueno, pues lo dejo
ahí. Y hay que reconocer que la portada es muy bonita. Y abulta en
tu estantería, que eso siempre mola. Tener muchos juegos aunque sean
malos es mejor que tener pocos y buenos, lo sabe todo el mundo. Esto
es porque si tienes muchos y malos alguno bueno siempre vas a tener
por medias, así que tienes x buenos + y malos. Pero si sólo tienes
buenos sólo tienes x buenos. Y x < x+y. “Pero es que y puede
ser negativo”. Mmmmmm no tan negativo como para cargarse el valor
de los juegos buenos, me temo. Como mucho es 0. y >=0. Así que no
te hagas el listo.
Por otro lado, viendo cómo está el
tema del coleccionismo de videojuegos, quién te dice que este juego
no se acaba revalorizando que te cagas precisamente por lo malo que
es. Porque este es el típico que nadie se compra, primero, porque es
de Lucky Luke, y eso tiene pinta ya de que va a ser una cagada.
Segundo, este juego si te lo pillas o te lo regalan lo vendes en el
Game ipso facto. O lo tiras por la ventana. Y como tendrá poco a
poco una fama chunguísima nadie se lo pillará de segunda mano en el
Game, así que lo acabarán tirando a la basura cualquier día de
estos.
¡Pero yo no! ¡Yo me he quedado con
este trocito de mierda espantosa! Y dentro de muchos años estarás
en el parque con tus colegas mamando litronas y dirás “Joder,
tíos, de pequeño mi abuela me regaló un juego de Lucky Luke
chunguísimo, de tan malo que era ahora le tengo cariño. Cómo
molaba”. Y ahí apareceré yo, como una rata mugrienta de todo lo
que escarbo en la basura con tu añorado trozo de caca poniéndotelo
a un precio desorbitado.
¡Jajajajajajaja! ¡La victoria es mía!