viernes, 5 de agosto de 2016

Go west! Una aventura de Lucky Luke

He´s gonna take you back to the past! To play the shitty games that suck ass! No, no pretendo ser tan guay como el AVGN. Sé dónde están mis límites. Pero si él me lo permite me gustaría emular ese concepto tan guapo que es hablar de juegos malísimos. Va por usted, señor James.


Go West! Una aventura de Lucky Luke es un juego chunguísimo. ¡Chunguísimo! De estos que, joder, ¿cómo se atreven? Yo me lo pillé, bueno, por ese amor por la sencillez que tengo. Digo “Ah, un juego de Lucky Luke. Cositas fáciles para hacer mientras manejas a un cálido personaje inmortal. Qué maravilla”. Pero no, no. Es todo frustración y ganas de cargarte la consola. Por eso me he acordado de James Rolfe.

Una cosa que admiro mucho del AVGN es su dedicación, su paciencia. Lo meticuloso que es. El tío se juega realmente hasta el final, o casi siempre hasta el final, juegos que, si son como este, son una verdadera pesadilla jugable. Vamos, y en teoría lo son, como el famoso Doctor Jeckyll y Mr. Hyde. Yo es que, de verdad, lo he tenido que dejar en la fase dos. La primera va de disparar a unos platos o algo así con el wiimote. Es así como jodidillo por los controles, no porque el juego plantee un reto, pero bueno, vale. La pasas y guay.


¡Pero es que la segunda ya...! ¡Es que está mal! Eres Rantanplan, creo, o el caballo, no sé. Ves la movida desde perspectiva de primera persona y coges el wiimote horizontalmente. Creo que es que si lo giras hacia delante acelera y si lo giras hacia atrás frena. Y si lo agitas para arriba salta. Y si lo giras para lo lados gira. Bueno, pues eso no pasa. No, no es que lo haya hecho mal yo. Estoy harto de echarme a mi las culpas por las faltas de otros. ¡Este juego no funciona! Y se ha acabado.

Eso también lo admiro mucho del AVGN: cuando un juego va mal yo siempre me echo las culpas a mi. “Seré yo”, me digo, como dando por improbable que los programadores lo hayan hecho mal. “Seré yo, porque no creo que los programadores lo hayan hecho mal”, me digo. ¡Y no! ¡Lo han hecho mal! ¡Pero muy mal! Se acabó, hombre. Que cada uno cargue con su cruz. Yo ya me he puesto cachitas con ese ejercicio. Tengo unos músculos de aguantar culpa que te cagas.

De todos modos, lo de aguantar culpa tampoco es tan malo. Así desarrollas la compasión, que es una cosa muy guay. Si yo no tuviera tanta compasión hubiera hecho este juego añicos a mordiscos, vive Dios. Pero como no, bueno, pues lo dejo ahí. Y hay que reconocer que la portada es muy bonita. Y abulta en tu estantería, que eso siempre mola. Tener muchos juegos aunque sean malos es mejor que tener pocos y buenos, lo sabe todo el mundo. Esto es porque si tienes muchos y malos alguno bueno siempre vas a tener por medias, así que tienes x buenos + y malos. Pero si sólo tienes buenos sólo tienes x buenos. Y x < x+y. “Pero es que y puede ser negativo”. Mmmmmm no tan negativo como para cargarse el valor de los juegos buenos, me temo. Como mucho es 0. y >=0. Así que no te hagas el listo.

Por otro lado, viendo cómo está el tema del coleccionismo de videojuegos, quién te dice que este juego no se acaba revalorizando que te cagas precisamente por lo malo que es. Porque este es el típico que nadie se compra, primero, porque es de Lucky Luke, y eso tiene pinta ya de que va a ser una cagada. Segundo, este juego si te lo pillas o te lo regalan lo vendes en el Game ipso facto. O lo tiras por la ventana. Y como tendrá poco a poco una fama chunguísima nadie se lo pillará de segunda mano en el Game, así que lo acabarán tirando a la basura cualquier día de estos.

¡Pero yo no! ¡Yo me he quedado con este trocito de mierda espantosa! Y dentro de muchos años estarás en el parque con tus colegas mamando litronas y dirás “Joder, tíos, de pequeño mi abuela me regaló un juego de Lucky Luke chunguísimo, de tan malo que era ahora le tengo cariño. Cómo molaba”. Y ahí apareceré yo, como una rata mugrienta de todo lo que escarbo en la basura con tu añorado trozo de caca poniéndotelo a un precio desorbitado.


¡Jajajajajajaja! ¡La victoria es mía!