A mi tampoco te creas que me gusta
tanto el Guitar Hero, aprendí a jugar para gustarle a una chica a la
que le gustaba la música, ser groupie y ese rollo. ¿Que tengo que
tocar una guitarra de plástico baratucha para que me des un beso?
¡Ni medio problema! ¡A ver! ¿Cómo... Cómo funciona esto?
Hubiera aprendido a jugar a cualquier
cosa. Al ajedrez. A las damas. A las damas chinas. Al tú la llevas.
Me da lo mismo. Yo quería a esa tía.
Luego no era para tanto, pero yo qué
sé, a mi en ese momento me gustaba mucho.
Así que aprendí a jugar al Guitar
Hero para defenderme. Para tocar junto a ella Hit me with your best
shot y deleitarme de la poesía que estábamos haciendo allí en ese
momento.
Al final a mi lo que me importa no es
la chica, es la poesía. Pero bueno.
El caso es que como ya sabía un poco
los rudimentos decidí seguir jugando para, bueno, para no tirar el
dinero, tampoco. No soy ahí muy bueno, cuando toca darle a la tecla
azul tengo bastantes problemas. Pero a lo tonto a lo tonto creo que
logré superar Through the fire and flames, la última canción, la
más heavy del mundo. Me suena que me la pasé, pero se me hace raro,
recordando la dificultad de la pieza.
Así que, bueno, si en una reunión
sacan el Guitar Hero no voy a hacer el ridículo. Igual no soy el
mejor pero no me van a señalar con el dedo. Así que bien. Oye,
bien.
Francamente, prefiero un sencillo
Trivial Pursuit. Déjate de rollos, emocionao.
La edición de preguntas de cultura
popular. Que es de lo único que sabemos todos hoy en día.
Chico, no te molestes, pero a mi saber
el año en que murió Cervantes es que me la trae floja que te cagas.
Prefiero saber quién diseñó a Master Chief o de qué estaba hecho
el muñeco del Alien, si de resina o de fibra de vidrio.
Lo de Cervantes es que, de verdad, me
da igual.
Así que nada, por el amor de una mujer
llegué a llorar y a enloquecer pues no sabía lo que hacía. Más
ese tiempo que perdí ha de servirme alguna vez cuando alguien saque
el Guitar Hero.
Ya está.