domingo, 7 de agosto de 2016

Ladykillers

Yo tuve un amigo que no paraba de hablar de los hermanos Coen. Que si los Coen por aquí, los Coen por allá. Una paliza con los Coen. Pues bueno, habrá que ver qué hacen los putos Coen estos. A ver si me voy yo aquí a estar perdiendo la quintaesencia de lo sublime y todavía no me había dado cuenta.


Bueno, a mi esta peli me gusta mucho. No sé si esto es lo que yo entiendo por “la quintaesencia de lo sublime”, pero oye, me gusta mucho. Me gusta el negro maki que es “el infiltrado” en el casino porque me recuerda a un amigo. Me gusta Tom Hanks porque te partes. Y porque me recuerda a mi. Me gusta el ortoréxico que se le peta un dedo con la puta dinamita. Ese es la risa. Y encima se dedica a movidas de atrezzo para publicidad. Qué bien pillado tienen el rollo los cabrones estos de los Coen, la verdad.

Supongo que a mi una peli, al final, me gusta por estas cosas. Que el guión de puta madre y tal, guay, guay, pero al final lo que me gusta son cuatro chorradas. El negro maki, el ortoréxico que se le peta un dedo y el refinadísimo profesor, tipo Frasier. Ya está.


Como en la vida. Mis amigos creen que les quiero por cosas que a mi me importan un comino. No me importan sus logros en la vida, ni el coche que tienen, ni la piba. Me trae floja, tíos, lo siento. Vuestra mierda me importa un huevo. Me gustan porque este es un maki y siempre anda haciendo movidas. Me gusta este otro porque es más tonto que un zapato pero tiene buen corazón. Y este porque te partes de risa con él. Ya está. El resto de tu mierda me importa cero. Y, francamente, yo creo que deberías agradecérmelo.

Así conmigo siempre vas a encajar. ¿Que te han echado del curro? ¡Cuánto lo siento! En fin, supéralo y vámonos a hacer movidas por ahí. ¿Qué podemos inventar hoy?

Pero de tu coche paso. Lo siento.

Así que esta forma de ver la vida condiciona mi videoteca. Mis “grandes éxitos” son la mayoría películas de dibujos animados y comedias, comedias, muchas comedias. Estoy seguro que El Acorazado Potemkin es una obra magna. No te digo yo que no. Pero a mi me siguen gustando exactamente las mismas pelis que me gustaban cuando era niño. Y es que yo de pequeño me ponían El Acorazado Potemkin y me iba corriendo de la habitación. ¡Menudo palo de peli! ¡En blanco y negro y sin hablar! ¡Vamos, de-pu-ta-ma-dre! ¡Mami, papi, me piro!

No te digo tampoco que me haya quedado en un nostálgico. Eso me parece como lo peor. Pero si quieres entrar en mi videoteca, querida, tendrás que conectar con el niño que soy. Y el niño que soy pa sus cosas es muy suyo, querida. Querida amiga. Querida amiga peli.


Así que si me montas dramones, buuuuuuu, paso. Si eres mazo pedante, buuuuuu, quita quita. Si vas de gracioso y no lo eres, pírate, tío, te lo estoy diciendo. Por favor.

Así que Ladykillers, aunque se me hace como un poco sesuda de trasfondo (los Coen estos se conoce que son dos coquitos andantes) y un poco de ese tipo “tío, si no eres tan gracioso no vayas de tan gracioso” del que hablábamos antes, pues es una peli que me mola. Me río. Los colores que tiene son muy vivos y eso sí es lo mío. Sale una vieja y las viejas molan. También salen coros de negros que cantan en la iglesia, y esos coros molan cantidad. Sale un tronco dirigiéndolos que no sé si es Eddie Murphy, en plan extraño cameo, lo que molaría bastante. ¡No sé, tíos, esas cosas! ¡Si soy muy facilito!

Chicas: aquí se entra así. Ya más claro no os lo puedo decir.