A mi Santiago Segura me cae mal. Es una
de estas cosas antipopulares que me pasan que me impiden progresar en
la vida. Porque, claro, ¿dónde vas tú cayéndote mal Santiago
Segura? A ningún sitio.
Esta peli es de Alex de la Iglesia, que
no me cae tan mal pero que ninguna peli suya me ha vuelto a gustar
tanto como El Día de la Bestia, que me hice abundantes pajas con
ella. Por aquella época compraba yo El Víbora (gran revista patria
de Comix Para Supervivientes tristemente desaparecida) en la que
hicieron hasta una serie de comics sobre la película y todo. Creo
que se acabaron a los dos o tres capítulos, pero oye, ahí estaban.
No sé si los dibujaba Juanjo Hoces o no sé quién. Yo pa los
nombres soy fatal.
El que sí me cae bien es el Wyoming.
Ole, Wyoming. Contigo no tengo nada.
Esta peli trata sobre la izquierda
cainita. Bueno, no exactamente de eso. Trata de los puñales que nos
lanzamos las personas de izquierdas entre nosotros por cosas
totalmente infantiles. Si eres de derechas no tienes ni puta de idea
de lo que te estoy hablando, en todo caso te sonará por dónde van
los tiros. Pero no lo sabes tan bien como yo porque no estás en el
club. Los clubes de derechas son más con extraños rituales
religiosos en plan Los Canteros. A mi en eso me pasa como a ti con
esto, que sé de qué va el rollo pero no lo he vivido en mis carnes.
Pues a ti con esto lo mismo te pasa.
Aquí Segura y Wyoming son dos cómicos
que consiguen triunfar. Pero claro, desde el primer día tienen ahí
movidillas que con el tiempo se van haciendo movidotes. Que si tú
vas de chulito, que si tú eres un gordinflas, que si te piso a la
piba, que si aquí el gracioso soy yo... Esas muvis. Pero a estos dos
colegas se les pira mazo la pelota con la movida (también era en los
70 y la peña ahí estaba emocionalmente menos avanzada) y acaban
matándose a tiros el uno al otro. Eso sí, en directo, en Televisión
Española. Somos gilipollas, pero gilipollas por todo lo alto. No
cualquier tipo de gilipollas, no señor.
Esta peli la tengo encajada en la
cabeza de cuando los setenta de repente volvieron a molar. Volvieron
los pantalones campana y yo me hice con unos naranjas “ajustaditos”
que tuve la desfachatez de lucirlos en el Why not? Hoy no me pillan
en esa, me temo.
También tenía unos de casi pata de
elefante super guays azules que me agencié en una tienda que se
llamaba Zona Quattro, en Hortaleza. Era de segunda mano cuando las
tiendas de segunda mano empezaron a florecer como las setas en otoño.
Aquella tienda era muy guapa, y de precio andaba bien.
También se volvieron a poner de moda
los Lois (que habían quedado olvidados) y yo me los pillaba de
primera mano en Underground, me parece que se llamaba. Una tienda
modernuki en Fuencarral que salió a rebufo de la movida de El
Mercado de Fuencarral. Esa tienda era de más pasta, pero joder, un
par de Lois me pillé. Tampoco es para tanto.
Eran de primera mano porque los
espabilados de Lois se dieron cuenta de que volvían a molar y se
apresuraron a aprovechar el tirón.
Recuerdo que en algún flyer del Nature
(o sea, que mira de lo que te estoy hablando) colocaban de adorno los
logos de Lois y de Puma. No porque los patrocinasen ni nada de eso,
era porque molaban. Eran los dos logos que lo petaban en ese momento
preciso, el toro de Lois y el puma de Puma. Eran las marcas top guay.
Y nada, a aquella época asocio yo esta
peli. Parece como que salió en el cine como contestación a este
“rollito mágico” en el que andábamos, supongo que porque el de
la Iglesia también andaba en el rollo y le dio ese toquecito, porque
el tronco sabía “de qué iba la movida”.
Y poco más. La peli ya te digo, me
gusta pero siempre se me queda en ese “Uiiiiiii, ¡al palo! ¡Pero
al palo al palo! ¡Para la próxima es gol!”. Pero bueno, supongo
que es suficientemente buena como para que yo la tenga en mi
videoteca. Pa encima de aquella me enamoré de una chica de Barcelona
y, ei, al final, en la vida, lo que queda es esa chica guapa. El
resto es todo relleno, anécdota, guarnición.
El filete es la chica guapa.