viernes, 12 de agosto de 2016

Little King´s Story


¡Cómo me gustaría gobernaros a todos! ¡Qué divertido sería tener mi propia granja de hormigas! Encima unas hormigas de carne y hueso, no unos sucios artrópodos. Hormigas que creen que son seres humanos y que, por ese hecho tan nimio, tienen derechos. ¡Vuestra inocencia también me gusta mucho!


Yo soy el rey. Tenéis que aceptar, como dijo Loki, que vuestra libertad existe para que se la entreguéis a alguien que la sepa administrar. Yo soy ese alguien. ¿Para qué quiero vuestra libertad? Mero entretenimiento. No se me ocurre qué otra cosa hacer si no me paso el día manipulándoos. No hay otro juego en el mundo que presente un reto a mi celestial inteligencia. Por eso lo hago. No soy malo, sólo estoy aburrido.


Es posible que fuera un mal rey. Tengo entendido que un rey mira por sus súbditos y yo os veo sólo como fichas intercambiables. No, realmente no os amo. Ya me gustaría, pero no puedo. Supongo que soy lo que por ahí llaman un psicópata. Si eso llena este vacío en el corazón estoy dispuesto a aceptarlo.

No, no le veo la gracia a eso de llevar cubos de agua desde el río hasta el molino. Por eso os tengo esclavizados a vosotros. Para que hagáis el trabajo sucio. Quizás si trabajara se llenaría este vacío que tengo en el corazón, pero prefiero ese peso al del cubo. Y es que encima, el tacto del cubo... Es tan sucio... No, prefiero seguir con el plan.

No seáis tontos, yo sólo soy un farsante. Soy el dedo que apunta a la luna. Finjo que soy el tirano último para a ver si así, de una vez, conseguís mirar hacia el que verdaderamente lo es. No sé hacerlo de otra manera, tendréis que jugar a mi juego. Os aseguro que es muy divertido, por otra parte. Y encima, si lo superáis, os traerá la libertad. ¿Qué más queréis?


Yo sólo echo de menos lo que hacíais antes de que os engañaran. ¡Cómo os echo de menos! Y ahora, ya os veis, llevando cubos de agua del río al molino. ¿Pero os estáis viendo? ¿Qué ha pasado? Os han tenido que acojonar mucho para que aceptéis este trato tan malo.

No, yo no puedo hacer nada contra el rey. ¿Pero me habéis visto? Soy un alfeñique. No sería capaz siquiera de superar a los guardias que custodian la puerta. Pero si todos vieseis con tanta claridad como veo yo la jugada maquiavélica con la que os han engañado haríais estacas con la madera del cubo y se la clavaríais en el corazón al responsable.


Ah, que ya habéis votado a Podemos. Bueno, vale, mala cosa no es, eso desde luego. Pero yo también pediría, aunque sólo sea por capricho, cierto cambio de actitud. No sé, cuando echéis el agua al molino, escupid en ella, por ejemplo. Que tiranicen vuestros cuerpos pero no vuestras almas. No es lo mismo agua que agua con escupitajo. ¡Que se jodan! ¡Os tendrán con la cadena al cuello pero escupís en su puto agua!

Una situación tan desesperada como la actual exige ese tipo de medidas. Parecen gestos pequeños, pero es la única forma de romper un yugo con una tecnología tan desarrollada. ¡Joder, es que os han cogido por los cojones! ¡Pero por los cojones-cojones! No, vale, ya no me río más de vosotros. Pero es que... Joder... Os la han liado pero buena, jajajajajaja.

Mira tío, acepta primero que eres un esclavo. Ya está. Si no pasa nada. Si sois todos iguales, uno más... Acepta que te la han liado. Con el orgullo no se va a ninguna parte. Y a partir de ahí podrás trazar un plan de huida. Mientras tanto no.


¿Cómo lo vas a hacer? Ya te digo que no es nada fácil. Mira, yo porque soy así listo y tal y me di cuenta de la tostada hace mucho tiempo, y, bueno, pues eso te permite actuar antes de que lo descarguen todo sobre ti. También te digo que escapar entre alambres de espinos mientras te persiguen los perros no es plato de buen gusto. Ahí te quería ver yo.

Vale, pero a ti te han pillado. Sí, sí, ya lo sé. Vale. No sé. Escupe en el puto agua. No te queda otra manera. Ese yugo que te han puesto al cuello tiene un cifrado de última generación y eso no lo abres ni con palanca ni llamando a tu primo el informático que piratea wi-fi. Eso es un pepino de mucha categoría, man. Eso no lo abres tú por la fuerza ni borracho.


¿Conoces el cacharro ese chino que es el atrapadedos? Cada uno mete un dedo por un lado del tubo de modo que se quedan enganchados. La primera reacción es tirar para sacarlo, pero el tubo está diseñado para que cuanto más tires más te atrape. La solución del atrapadedos consiste en que si te acercas a aquel con el que te has quedado atrapado, el tubo se ensanchará y quedarás libre. ¿Has visto qué bella lección en un simple juguete de niños?

Eso es lo que tienes que hacer tú. Comprende a tu carcelero. Tu carcelero sólo es un gilipollas que no le apetece trabajar. No le apetece trabajar como no te apetece a ti y como no me apetece a mi. Lo único que él ha tenido la desfachatez (y el ingenio, todo hay que reconocerlo) como para encontrar un sistema tan sofisticado mediante el cual tú hagas el trabajo que tendría que hacer él y encima le des las gracias por perdonarte la vida. Vamos, lo que viene a ser un bully de toda la vida.


Los bullys, mira, quizás otros estén más dotados que yo para la violencia física, pero he aprendido que no se les vence así. Yo les venzo como en El Juego de Ender, aprendiendo a pensar como ellos. Pero ¡oh qué belleza! cuando los comprendo dejo de querer eliminarlos, precisamente porque los he conseguido comprender. Y en su estupidez hay una belleza que si la hubieras visto tan prístinamente como la he visto yo cambiarías inmediatamente tu estrategia de combate ya que entenderías que no hay combate alguno. Sólo quieren lo mismo que tú, vivir de la manera más cómoda posible, sólo que el sistema que se han inventado para ello incluye someterte a ti. Ya está.

¡Joder, Juan, pero entonces...! ¡Qué movida! Bueno, movida ninguna, en realidad. No es que ellos te tengan sometido a ti, es que tú realmente anhelas a alguien que te someta. No, no, venga, no te me pongas gallito. Es así y ya está. Si no, ¿por qué estarías donde estás? Vale. Cálmate, tigre.


Tú necesitas a alguien que tome las decisiones y ellos a alguien que haga el trabajo. ¿Y tienes la osadía de despreciarles? Despréciate, en todo caso, a ti, por no tener su valor y su hombría. Porque, chico, los bullys tendrán muchas cosas malas, pero en hombría te dan sopas con ondas. Es así. Cada uno es como es. Y habéis llegado a un pacto en el que o tú te haces más hombre o ellos más trabajadores o quedaréis atrapados eternamente en un juego que, tío, es que es un coñazo. De verdad.

Así que... ¡No sé! ¡Es que no me das tanta pena, también te lo digo! ¡Más pena me dan casi ellos por tener que contratar a peleles como tú! ¡Yo en su lugar sería muchísimo más cruel contigo de lo que lo son ellos! Ellos hasta me caen bien, sólo le han echado morro a la vida y les ha salido de puta madre. Pero tú, que vas de listo y de humanitario... Y no puedes valerte sin ellos.


Anda, no me jodas. Te mereces todo lo que te está pasando.