Con los juegos pasa lo mismo que con
las mujeres que pasan por la calle: pueden gustarte sólo con verlas.
No hace falta ir a tomar un café y charlar, no hace falta
preguntarle sus gustos, no hace falta pasar las primeras vacaciones
juntos y discutir; te gusta y punto. La belleza que entra por los
ojos no es menos belleza que la que tienes que masticar, paladear y
escupir, para no emborracharte.
Eso es lo que me pasa con Resonance of
Fate. No he avanzado mucho más allá del tutorial. Se me hace
complicadísimo, me parece un juego de rol con tanto estilo propio
que hay que hacer un master especializado para él. Vamos, al menos
eso es lo que me pasa a mi. Y no por eso estoy menos enamorado de
este juego.
Primero, que se llama Resonance of
Fate. La resonancia del destino. Bueno, me gustaría encontrar una
palabra mejor que “resonancia”, pero todos sabemos lo que quiero
decir. Es un nombre precioso. Luego los gráficos, que me parecen tan
estilizados como los del nuevo Final Fantasy XV pero encima con ese
sabor a Sega que no sé describir. Me jode mucho no saber describir
algo, pero a veces me pasa. Está como mal y bien a la vez. Como
infantil pero que en realidad es más adulto que yo. De nuevo, voy a
insistir en que Sega sabe algo que yo no sé. Estoy deseando
descubrirlo. Quizás sea la resonancia de mi destino.
No te voy a hablar mucho del juego
porque, francamente, no sabría que decir. No sé muy bien de qué
va. Apenas he tenido una batalla en el tutorial que me salió regular
y he andado un poco por las calles. Pero estoy enamoradísimo de este
juego. Si me preguntasen cuál es mi juego de rol favorito diría
Resonance of Fate porque me transmite algo superior. Algo ultra
recargado pero puro a la vez. ¿No os pasa a vosotros que flipáis
con la belleza más pura que se transmite a través de algo super
recargado? No, claro, a vosotros qué os va a pasar. Si vosotros sois
un trozo de tiza. Yo también tengo unas cosas que...
Resonace of Fate resuena (tatachán)
en una parte de mi que todavía no está manifestada. Es como el
truco final que os tengo reservado. Tan secreto es ese truco que ni
siquiera yo lo conozco. ¿Cuál será? ¿Qué os deparo? ¿Con qué
os maravillaré? ¿Con qué os tiraréis a mis pies cantando hosanna?
De verdad que no lo sé. No me estoy haciendo el interesante.
Podría divagar durante páginas y
páginas sobre qué podría ser ese algo pero quizás no estaría
siendo justo con vosotros. Ya, ya sé que cualquier cosa que yo diga
para vosotros es como maná, pero aún así no os quiero tomar como
peleles sobre los que descargar mis tribulaciones. Aunque os cueste
creerlo, os respeto. No os lo digo mucho para no ser chupapollas.
¡Oh, hados, escuchadme esta noche de
verano! ¡Reveladme, si tenéis a bien, qué es eso tan grande que
siento! ¿De qué se trata? ¿Por qué habéis elegido un juego de
Sega de protagonistas ultra smooth para darme pistas? ¿Qué he de
hacer? ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Os estoy ofendiendo de alguna
manera?
¡No puedo aguantar más la
anticipación, por favor! ¡Decidme algo!