viernes, 5 de agosto de 2016

Showgirls

Mientras os escribo, casi epistolarmente, escucho a una pareja de vecinos discutir. ¡Qué tino el mío! Estos vecinos se deben haber mudado hace poco, porque hace poco que les oigo. Las semanas pasadas sólo les oía follar. “¡Aaaaaaah! ¡Aaaaaaah! ¡Aaaaaah!” Que sí, zorra, que ya noto que te gusta mucho. No hace falta que grites tanto, mirándote a la cara ya se ve que eres una zorra.


Se supone que oír follar a unos vecinos mientras yo me mato, literalmente, a pajas, me ha de hacer sentir humillado. Mira estos, ahí folla que te folla y tu pelándotela, como un fracasado. Mmmmmm. Si tuvieras los sentidos tan finos como yo no pensarías eso. Pensarías lo que pensé yo: “Estos no duran”.

Demasiado teatro. Demasiado gritar. Esos gritos ocultaban algo terrible, todavía no manifestado. Ese placer era demasiado superficial como para que yo sintiese envidia por él. ¿Por qué a la gente le gusta tanto quedarse en la superficie? Porque si empiezan a bucear empiezan a discutir, como les está pasando a estos dos gilipollas, que están discutiendo, ahora mismo, en directo. Está pasando, lo estás viendo.


Total, que aquel follar casi constante, aquellos gritos de putilla escondían que en el fondo no se entienden. Y que como dos gilipollas se han ido a vivir juntos sin haber resuelto unos cuantos cabos que todavía están sueltos y que ya te digo yo que acusándose el uno al otro de cosas no van a lograr resolver.

Ella es como más sensata, más inteligente. Se nota por el tono de voz que ahí la lista es ella. Él es un idiota, un tipo que no sabe la suerte que tiene de haber engañado a esta pobre mujer para que se vaya con él. Los argumentos de él son de arrabalero, de niño subnormal que se encierra en sí mismo y se niega a madurar. Los de ella intentan abrir el cerco pero fracasan, porque de abrirlo se contemplaría el pastel en toda su crudeza: que este tipo es idiota y estoy mejor sin él.

¡Así que menos lobos, gilipollas! ¡Yo me estoy matando a pajas, pero precisamente porque soy lo suficientemente listo como para no meterme en la piscina de golpe, sin haber hecho la digestión! Antes de irte a vivir con alguien a molestar a un vecino que pretende escribir para unos amigos tienes que poner en orden unas cuantas cosas. Primero contigo mismo y luego con aquel con el que te vayas a ir a vivir. Si no me temo que vas a acabar como estos dos mequetrefes, haciendo el ridículo ante un vecino que está escuchando, en primicia, todas vuestras miserias.

Ah, y se me olvidaba: los que sabemos follar lo hacemos en silencio, intensamente. Te ponemos los ojos en blanco, zorra, mientras te tapamos la boca con un puto trapo porque el único que tiene que saber aquí que eres una zorra soy yo. Ante los vecinos ya puedes comportarte como una dama si quieres que yo te siga respetando. Si no, puerta.


Quería dejar esto claro. Aunque sólo sea por capricho.

Showgirls. Pues eso, de una tía que se mete en el mundo del streaptease y que qué mundo. Uy, cuántas bajezas. Cuántas puñaladas. La prota es Jessie Spano de Salvados por la Campana y luego salió en La Maldición del Escorpión de Jade de Woody Allen. Allen también tomó a Kelly Kapowski para Un Final Made in Hollywood, también con los tetones operados. De Zack no se ha sabido nada más. Que se joda, por rubiales listillo.

Pero vamos, que a lo que voy: que mucho ruido y pocas nueces. Hay más intensidad cuando yo me rasco el paquete que cuando vosotros montáis el mejor de vuestros numeritos, vecinitos. Y esto es debido a que sois dos idiotas, y los idiotas no pueden sino follar mal. Fin de la cita.