El de Game Boy. Que, aún así, es
bueno. O sea, mira el concepto que hay dentro de Street Fighter II.
Irrompible. No hay manera, aún sujeto con dos alfileres sigue en
pie. Eso es lo que tenéis que buscar.
Yo no sé cómo se explica cómo hacer
un concepto. Lo he aprendido sin querer. No tengo ninguna formación
académica sobre esto.
Cuando estudiaba mis cosas de
publicidad hablaban de “el concepto”. El concepto, el concepto. Y
venga con el concepto. Yo preguntaba por ahí “¿pero qué es el
concepto?” y nadie me lo sabía decir. Yo creo que nadie lo sabía.
Creo que lo sé yo mucho mejor hoy de lo que lo sabían ellos
entonces. Vaya pandilla de tuercebotas.
El concepto es la esencia, lo que
reside dentro de aquello que lo muestra. Puede ser una palabra, una
frase o, como más me gusta a mi, un je se sais quoi que da para
mucho hablar y grafiquear. Algo que no se explica fácilmente. Porque
si una cosa ha de tener el concepto es recorrido, porque si no... Te
va a durar dos días, salao.
En lo que más tienes que trabajar es
en el concepto. La forma, bueno, eso es sólo técnica. Lo importante
es tener algo que contar. Cómo lo cuentes, oye, cuanto más bonito
mejor, pero eso jamás va a tener entidad por sí mismo. Un concepto
fuerte te garantiza público por muchos años, gente escuchando
ansiosa lo que tienes que decir. Porque, oye, lo que dices está muy
bien.
El concepto es la madre del cordero,
tío. Tienes que tener algo que contar. A ver, ¿tú qué me tienes
que contar? “No, pues que la vida es así como chupi y que qué
guay, tío”. Mñááááááá. Puto millennial. Largo de aquí.
Fuch, fuch.
¡Macho, con eso no vas a ninguna
parte! Hombre, hace veinte años sí, pero ahora ya no estamos hace
veinte años. Todo el mundo sabe ya que la vida es chupi. Hasta los
de Desigual lo dicen, La vida es chula. Bueno, dicen chula y no
chupi, pero es lo mismo, tío. No vale. ¿Qué más?
“No, nada más”.
¡Pues ese es tu error! ¡Te crees que
estás muy vivo pero estás muerto, tío! ¡Evitas demasiado la
violencia y el dolor! ¡Ese es tu puto problema! Eres muy de
pitiminí, pero, lo que es peor, es que no es así. Que es lo que tú
te quieres creer. Me espanta tu impostura.
¿Quién te crees que se inventó tu
rollo? Aaaaaay, amigo. No sabes con quién estás hablando. Me
repugnas porque haces las mismas trampas que hacía yo pero en un
tiempo en el que presentaban un desafío para los demás. Hoy son un
triste parapeto para niños mariquitas, como tú. No, no me vale.
Puagh. Escupo sobre tu rollo que no se acerca al mío ni aunque
suplicara de rodillas como un perro.
No, mi querido amigo, tienes que salir
de Malasaña. Lo siento, es un imperativo del mercado. No lo decido
yo, viene de internacional. Ese rollo murió. No murió porque tenga
yo ganas de que muera, murió porque ya aprendimos lo que había que
aprender de él. La vida es chupi. Guay. Nos ha quedado superclaro.
Mr. Wonderful ha hecho un buen trabajo. Las tazas esas con mensajes
positivos lo han hecho de puta madre también. Guay. Dabuten. Pero,
por favor, si podemos continuar…
No me entiendas mal, me caes mal
porque... No sé, tío, ahí, tan creyéndote mierda cuando no llegas
a pedo... Es muy irritante. No, ya te darás cuenta cuando te hagas
mayor. Yo era desafiante, te irritaba si tenía que irritarte, no
como un juego de niños. ¡Ah, menudo era yo! Pregúntale al de las
gafas, que fue jefe mío. Que te cuente, que te cuente.
No, amigo, tu rollo nació del
rock&roll, del pop, del punk, de Elefant Records. Todo aquello lo
batimos y cagamos ese rollo que te crees que has inventado tú. Pero
no eres digno de él, me temo. Te queda tan grande que lo has
pervertido. No te preocupes, es como funciona. Nosotros inventamos
algo guay y el tonto lo destroza. Así debe ser. Como unos zapatos.
Tienes que dejarlos destrozados. Los zapateros nos tenemos que joder,
eso forma parte también de la belleza de lo que hacemos.
A ver, yo qué sé. Tampoco te pongas a
llorar. Es que eres... Joder. Va, no, perdona. Que tus muffins están
guay. Joder. Ahora me siento mal. ¿Ves?
Es que esa es otra. Que no se te puede
decir nada. ¡Macho, es que lidiar contigo es perder como oficio!
¡Madre mía! ¡Cuánta “atención emocional” necesitas! Nosotros
sabemos limpiarnos el culo solitos. Eso que ahorramos, así no
necesitamos asociarnos con nadie que nos lo limpie, como tú.
Así que... No sé. Buen trabajo
durante la crisis. Tu rollo memo era lo que necesitaban las masas.
Guay. Ya has tenido tu momento, luciérnaga. Ahora, si no te molesta,
déjanos a los mayores.
¿No?
¿Que te emberrinchas otra vez? Madre
de Cristo bendito. Lo tuyo es lelismo. Voy a proponer lelismo como
enfermedad mental. Tú la tienes. Lelismo total.