sábado, 13 de agosto de 2016

Street Fighter II


El de Game Boy. Que, aún así, es bueno. O sea, mira el concepto que hay dentro de Street Fighter II. Irrompible. No hay manera, aún sujeto con dos alfileres sigue en pie. Eso es lo que tenéis que buscar.


Yo no sé cómo se explica cómo hacer un concepto. Lo he aprendido sin querer. No tengo ninguna formación académica sobre esto.


Cuando estudiaba mis cosas de publicidad hablaban de “el concepto”. El concepto, el concepto. Y venga con el concepto. Yo preguntaba por ahí “¿pero qué es el concepto?” y nadie me lo sabía decir. Yo creo que nadie lo sabía. Creo que lo sé yo mucho mejor hoy de lo que lo sabían ellos entonces. Vaya pandilla de tuercebotas.

El concepto es la esencia, lo que reside dentro de aquello que lo muestra. Puede ser una palabra, una frase o, como más me gusta a mi, un je se sais quoi que da para mucho hablar y grafiquear. Algo que no se explica fácilmente. Porque si una cosa ha de tener el concepto es recorrido, porque si no... Te va a durar dos días, salao.


En lo que más tienes que trabajar es en el concepto. La forma, bueno, eso es sólo técnica. Lo importante es tener algo que contar. Cómo lo cuentes, oye, cuanto más bonito mejor, pero eso jamás va a tener entidad por sí mismo. Un concepto fuerte te garantiza público por muchos años, gente escuchando ansiosa lo que tienes que decir. Porque, oye, lo que dices está muy bien.

El concepto es la madre del cordero, tío. Tienes que tener algo que contar. A ver, ¿tú qué me tienes que contar? “No, pues que la vida es así como chupi y que qué guay, tío”. Mñááááááá. Puto millennial. Largo de aquí. Fuch, fuch.


¡Macho, con eso no vas a ninguna parte! Hombre, hace veinte años sí, pero ahora ya no estamos hace veinte años. Todo el mundo sabe ya que la vida es chupi. Hasta los de Desigual lo dicen, La vida es chula. Bueno, dicen chula y no chupi, pero es lo mismo, tío. No vale. ¿Qué más?

“No, nada más”.

¡Pues ese es tu error! ¡Te crees que estás muy vivo pero estás muerto, tío! ¡Evitas demasiado la violencia y el dolor! ¡Ese es tu puto problema! Eres muy de pitiminí, pero, lo que es peor, es que no es así. Que es lo que tú te quieres creer. Me espanta tu impostura.


¿Quién te crees que se inventó tu rollo? Aaaaaay, amigo. No sabes con quién estás hablando. Me repugnas porque haces las mismas trampas que hacía yo pero en un tiempo en el que presentaban un desafío para los demás. Hoy son un triste parapeto para niños mariquitas, como tú. No, no me vale. Puagh. Escupo sobre tu rollo que no se acerca al mío ni aunque suplicara de rodillas como un perro.

No, mi querido amigo, tienes que salir de Malasaña. Lo siento, es un imperativo del mercado. No lo decido yo, viene de internacional. Ese rollo murió. No murió porque tenga yo ganas de que muera, murió porque ya aprendimos lo que había que aprender de él. La vida es chupi. Guay. Nos ha quedado superclaro. Mr. Wonderful ha hecho un buen trabajo. Las tazas esas con mensajes positivos lo han hecho de puta madre también. Guay. Dabuten. Pero, por favor, si podemos continuar…


No me entiendas mal, me caes mal porque... No sé, tío, ahí, tan creyéndote mierda cuando no llegas a pedo... Es muy irritante. No, ya te darás cuenta cuando te hagas mayor. Yo era desafiante, te irritaba si tenía que irritarte, no como un juego de niños. ¡Ah, menudo era yo! Pregúntale al de las gafas, que fue jefe mío. Que te cuente, que te cuente.

No, amigo, tu rollo nació del rock&roll, del pop, del punk, de Elefant Records. Todo aquello lo batimos y cagamos ese rollo que te crees que has inventado tú. Pero no eres digno de él, me temo. Te queda tan grande que lo has pervertido. No te preocupes, es como funciona. Nosotros inventamos algo guay y el tonto lo destroza. Así debe ser. Como unos zapatos. Tienes que dejarlos destrozados. Los zapateros nos tenemos que joder, eso forma parte también de la belleza de lo que hacemos.


A ver, yo qué sé. Tampoco te pongas a llorar. Es que eres... Joder. Va, no, perdona. Que tus muffins están guay. Joder. Ahora me siento mal. ¿Ves?

Es que esa es otra. Que no se te puede decir nada. ¡Macho, es que lidiar contigo es perder como oficio! ¡Madre mía! ¡Cuánta “atención emocional” necesitas! Nosotros sabemos limpiarnos el culo solitos. Eso que ahorramos, así no necesitamos asociarnos con nadie que nos lo limpie, como tú.


Así que... No sé. Buen trabajo durante la crisis. Tu rollo memo era lo que necesitaban las masas. Guay. Ya has tenido tu momento, luciérnaga. Ahora, si no te molesta, déjanos a los mayores.

¿No?

¿Que te emberrinchas otra vez? Madre de Cristo bendito. Lo tuyo es lelismo. Voy a proponer lelismo como enfermedad mental. Tú la tienes. Lelismo total.