Ah, exquisito. Sí señor. Un acabado
magnífico. ¡Qué lecciones de diseño se pueden aprender de Super
Paper Mario! ¡Qué osado es! ¡Cómo desafía las convenciones!
¡Esta Nintendo sí que sabe lo que hace!
Hombre, es que no desafías las
convenciones... Ya ves tú. ¿Para qué sirves, entonces? No lo
entiendo.
Aunque sea un poquito. Joder.
Y, fíjate, un juego “como para
niños” es mil veces más osado que tú. Aprende, piojo.
Super Paper Mario me da la sensación
que me daba Dragon Ball en manga: que el dibujante, no sé, realmente
era un niño. Se veía que se estaba flipando con lo que estaba
haciendo, que sentía dentro las batallas. “¡Y ahora, fuuuuu, se
transforma en... en...! ¡En super guerrero! ¡Eso eso, en super
guerrero! ¡Y Piccolo se arranca un brazo, buuuu vaya pasada!”
En Super Paper Mario ves esa misma
pasión, esas ganas de decir “Pues esto... ¡Así! ¡Hala! ¡Y que
me echen un galgo!”. Y lo dice. Con formas que son dos palos. De
verdad. No hay complejidades gráficas en Super Paper Mario, sólo un
trabajo fino-fino.
Si este juego en Nintendo 64 fue algo
que, bueno, era una pasada gráficamente, con unos gráficos que te
dormías del cloroformo... en el buen sentido, digo, pues en Wii
tienen más de sharp y de cool y de Aston Martin conducido por
Mourinho. De que te grita lo guay que es y no se cansa. Y, ya te
digo, todo con unos dibujitos como de niño. Asombroso.
No me lo he conseguido acabar, me da
rabia. No sé si lo volveré a retomar porque ya ha pasado algún
tiempo y me ha pasado, también, la flipadez, pero para que veas el
poso que deja. Cosa fina.
Hay una fase que tienes que ganar
monedas por saltar, porque estás en una cadena de esclavos. Y tienes
que saltar 150 veces, o así. O sea, un montón. Y luego esa es otra,
que el guión es la pera limonera. Super chulo. Super divertido. Que
no te falte.
Un trabajo que, entiendo, se lo
dejarían a los tíos más top que haya en Nintendo, porque esto no
lo hacen unos aficionados ni puestos de Red Bull hasta el colodrillo.
Tienes que tomar Red Bull como
refresco, no como bebida energética. Te estás quedando atrás,
abuelo.
No, no me vengas con cuentos de que
“este no es tu rollo”. No lo es porque no llegas, cabizbajo
hombre. No me vendas motos, que tengo coche.
Super Paper Mario te tiene que gustar,
aunque sólo sea para quedar bien en las reuniones de culturetas del
futuro. Os aseguro que este juego será de los más mencionados y tú,
tonto del bote, triste patán, lo estás dejando pasar. Eres
gilipollas.
Tío.