jueves, 11 de agosto de 2016

Wii Sports


¿Qué? El mejor juego de la historia. No veo por qué no.


Es único. Es el único juego de Wii que hace que sus controles sean excelentes. Todos los demás patinan por algún lado.

Este que si pide demasiado esto cuando el movimiento natural es este otro. Este que esto te sale más hacerlo así pero el mando exige que se haga asá, qué putada.

Pero no. Wii Sports es exquisito. Para que él funcione bien tú también has de hacerlo. Si no todo se va al carajo.


Cuando digo “funcionar bien” me refiero a dejarte llevar por esa cadencia de la que aquí hablamos siempre, que tanto tiene que ver con molar. Sí, esa ola. Cuando te dejas llevar por esa ola soy tuyo, muñeca.

Si te anquilosas o tienes vergüenza a que los demás te vean haciendo el idiota con un mando, Wii Sports no es tu juego. Lo siento de verdad, cariño.

Pero si no puede ser no puede ser.

Wii Sports busca otra cosa, que te dejes llevar por ti mismo. ¡Oooooh sí! ¡Oooooh sí nena! ¡Esto es lo que sabes que sabes que sabes que sabes que sabes que te gusta hacer.


Y ahí, tras todos esos tirabuzones, reside Wii Sports.

En lo profundo. Lo entiendes de corazón porque te habla de corazón.

¿No es eso acaso a lo más alto que se puede aspirar en la Tierra?

Por tanto, ¿por qué le niegas el trono a Wii Sports? Si hace algo malo es no jugar con tus pleistocénicos mandos.

Quizás el que esté mal eres tú por jugar con ese mando, no Wii Sports.

Quizás hayan ganado los aburridos y por eso Wii no llegó más lejos. ¡Quién sabe!

Lo bonito de esto es que la molonidad nunca se rinde y si no consiguió que Wii fuera su camino eterno de expresión lo logrará por otro lugar.

Así de peligrosa es la molonidad. Así de sinuosa.

Te crees que la has aplastado, pero, como el mercurio, sólo se ha descompuesto en millones de partes más pequeñas, minúsculas, que casi ni las ves. Pero en cuanto te des la vuelta volverán a juntarse para volver a desafiarte.


¡Ah, querido amigo! No luches contra lo que es más fuerte que tú. Acepta que en tu vida ese loro parlanchín, ese amigo que nunca te deja es fundamental. Sin él no vas a ningún sitio, te lo digo de verdad. Al cementerio demasiado pronto, me temo.

La gente longeva lo somos porque molamos. Si no, coño, claro que te quieres ir de este puto mundo cuanto antes. Es que estar aquí sin molar es una verdadera pesadilla.

Por eso tienes que molar. Por salud. No para ir a Malasaña.

El que vive en Malasaña tiene 20 años menos de vida garantizados. Te lo digo.